Este libro parece la escala de Bristol de las heces de animales y a la vez parece un policial escatológico. Es que Birolo debe averiguar quién le hizo caca en la cabeza y, según la forma y color de cada caca animal, va descartando sospechosos. Lo más gracioso de todo esto es que Birolo hace sus averiguaciones con la evidencia en la cabeza y por eso lo persiguen unas moscas. Finalmente, después de mirar las heces de todos los animales, encuentra al culpable: un perro. Y aprovecha que el perro está dormido para vengarse. Ojo por ojo, diente por diente y caca por caca.
Este cuento es políticamente incorrecto pero súper divertido. Tiene caca y venganza. Y a pesar de eso, es todo un éxito de la literatura infantil. Aceptémoslo, es una buena historia.
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