lunes, 28 de marzo de 2016

Cuando los chicos eligen qué leer

En una librería por calle Corrientes, una señora le preguntó a la niña con la que estaba si quería llevar un libro. La niña le indicó uno. Pero la mujer le dijo que no, que era para bebés, que buscara otro con más texto. -Tenés cinco años, buscate otro-, dijo. La nena ya no sabía que libro señalar, apuntaba al mismo estilo y a la mujer no le convencía. -Bueno, mejor compro un diccionario-, concluyó la señora. 

Cuando escribo la palabra "diccionario", me acuerdo de un juego que jugaba cuando era chica. Consistía en abrir el diccionario, buscar una palabra poco conocida y decir dos definiciones inventadas y la definición correcta en un orden aleatorio. Los demás jugadores debían contestar cuál era la definición correcta. Fácil, ¿no? Pero yo tenía un problema. Mi problema no era no saber inventar definiciones. Mi problema era expresar la definición correcta porque leía todo. Decía "adj", "coloq". Todas las abreviaturas. Y mis contrincantes se daban cuenta y ganaban. Hasta que un día me lo explicaron.

¿A qué va todo esto? A que a veces damos por sentado ciertas cosas que hay que enseñar. Por ejemplo, leer un diccionario. Para mí "adj" no era adjetivo. Lo leía para no deformar la definición sin saber por qué. Lo mismo sucede con otras cosas, hay que enseñar a usar un señalador, el índice, a leer la contratapa. Es decir, todas pautas que hacen a la práctica de la lectura. Dicho todo esto. ¿Un/a niño/a de cinco años está en condiciones de elegir qué leer?

Los niños de esa edad, que han tenido algún acercamiento con la literatura, saben algunas cosas. Tienen alguna noción acerca de la estructura de los cuentos. Es probable que algunos inventen su propia historia con el famoso "Había una vez" y que piensen en la necesidad  de un conflicto. A esa edad, los niños tienen preferencias en cuanto a la temática, pueden querer libros de princesas, de brujas o de animales, por mencionar algunos. Pueden identificar qué historias les gustan y cuáles no. Pero todavía están en formación, deben construir criterios. Entonces, en vez de decir "no, no y no" en la librería o dejarlos elegir cualquier cosa, resulta más conveniente plantear algunas posibilidades y preguntar por qué el chico eligió ese libro. Sugerir: "Mirá, este libro es sobre tal cosa, o mirá, este lo leí cuando era chica y me gustó". Esto sería darles un marco para elegir mientras los ayudamos a construir criterios como lectores. 

Es importante guiar todo el proceso. Desde la selección, hasta la lectura y los comentarios posteriores a la lectura. Sería bueno comentar las razones por las cuales al niño le ha gustado o no la historia, ayudarlo a recordar al autor/a y averiguar más sobre él/ella, a observar alguna cuestión a la que no le prestó atención, a discutir sobre la obra. A medida que todo esto se vaya enseñando, los niños van a adquirir mayor autonomía para tomar buenas decisiones. 

Además, el poco texto no es un criterio para descartar un libro. Las poesías y libros álbum pueden tener mucha profundidad. Quizás el problema sea que a los adultos nos falta indagar sobre lo que ofrece la literatura infantil para hacer una propuesta. En ese caso, no traslademos el problema al niño.

domingo, 27 de marzo de 2016

Los libros y las sopas

Para que un niño tome la sopa, quien prepara la comida se esfuerza por hacerla atractiva. Algunos utilizan fideos con formas de letras o de estrellitas, otros se toman el trabajo de cortar las verduras con formas creativas. Una nube, un corazón, un hipopótamo. Los adultos saben porque leyeron a Mafalda que la sopa  no suele gustarle a los niños. Pero no saben por qué. Es cierto que las papilas gustativas infantiles son diferentes a las de un adulto. Rechazan lo amargo y, en cambio, aceptan con entusiasmo lo excesivamente dulce. Sin embargo, no hay razones biológicas para que a los niños no les guste la sopa. Hay distintos tipos de sopas y con ellas gustos. Hay sopas de tomates, de calabaza, con crema, sin crema. Por eso, no hay razones de ese tipo. En realidad, a los niños no les gusta la sopa porque es una imposición. Se debe tomar la sopa porque hace bien, para crecer. No porque sea rica. El adulto no logra transmitirle al niño lo bien que huele y sabe una sopa de verduras en invierno. Lo mismo sucede con los libros.


sábado, 26 de marzo de 2016

Cómo escribir realmente mal, de Anne Fine

Esta es la historia de un niño que debe sobrevivir a su nueva escuela.

La historia empieza así: "Yo no soy un tarugo. Ni un estúpido intergaláctico. Ni se me ponen los ojos llorosos, ni moqueo cuando me ocurre algo malo. Pero confieso que, cuando contemplé la deprimente ciénaga que iba a ser mi nueva clase, me eché a temblar. Sí. Definitivamente, me había convertido en un pupas". La traducción que leí es española, y como el término "pupas" no se utiliza en argentina, me puse a buscar su significado. Algunos dicen que es parecido a decir gafe, otros dicen que significa una persona que se queja demasiado. Creo que se aplica mejor la segunda opción. La cuestión es, en definitiva, que es un buen comienzo. Invita a seguir leyendo.

viernes, 25 de marzo de 2016

Caso Gaspar (cuento), de Elsa Bornemann

Este cuento fue prohibido por la dictadura argentina de 1976.

Gaspar se cansó de andar con sus pies y empezó a caminar con las manos. Las personas que circulaban por la calle lo veían como un "bicho raro" por caminar distinto. Y a veces, lo diferente produce temor y prejuicios. Y muchas cosas más que generan injusticias.

Gaspar fue detenido por la policía y, entonces, preguntó ¿está prohibido caminar sobre las manos? La policía desconcertada empezó a rastrear la respuesta en los distintos niveles de mando. Lo que muestra la arbitrariedad de su detención porque lo detuvieron sin saber por qué.

Es un cuento para reflexionar sobre el comportamiento de las personas hacia lo diferente, sobre qué era ser sospechoso en aquella época y qué es ser sospechoso en la actualidad.


La planta de Bartolo (cuento), de Laura Devetach

Cuento que pertenece al libro "La torre de cubos", otro libro prohibido por la dictadura militar argentina de 1976.

Bartolo no tiene un árbol de ciruelas, ni de duraznos, ni de limones ni de paltas. Tiene un árbol de cuadernos. Cuando uno tiene un árbol que da algo rico, empieza a repartir entre sus conocidos aquel manjar. De igual manera si tiene un árbol de cuadernos. Creo que debería ser así.

Y así fue en este cuento. Bartolo empezó a repartir los cuadernos entre los niños del barrio. Los chicos del barrio estaban felices porque podían dibujar y escribir en sus cuadernos. Pero el Vendedor de Cuadernos, no. Le arruinaba su negocio. Primero intentó comprar el árbol, y ante la negativa de Bartolo, fue con la policía para que le quitaran su planta. 

 

La policía defiende el derecho a la propiedad privada del Vendedor de Cuentos, su negocio, y no el derecho a la propiedad privada de Bartolo. Si Bartolo quiere regalar sus cosas, se lo impiden. Porque se defiende un negocio, no el derecho a la educación y recreación de los niños.

Por otra parte, es un cuento interesante porque hay una resolución colectiva. Los niños, todos juntos, evitan que le quiten la planta a Bartolo.









jueves, 24 de marzo de 2016

Un elefante ocupa mucho espacio (cuento), de Elsa Bornemann

Este cuento pertenece a un libro que está titulado con el mismo nombre y fue prohíbido por la dictadura argentina de 1976. 

Cansado de la opresión, Víctor, el elefante, organiza una huelga general en el circo. Al principio, algunos animales dudan. El osito, que nació en el circo, señala que los hombres les dan techo y comida. El elefante le contesta "solo conoces el país de los hombres y no puedes entender, aún, la alegría de la libertad..." Esto definitivamente es así. Muchas veces se "naturaliza" la opresión. Como siempre fue así, no se pone en discusión. Cuando en verdad, nunca se debe aceptar un régimen opresivo.

El cuento menciona palabras/conceptos como trabajadores (en referencia a los animales del circo), delegado (el elefante actúa como un delegado sindical), huelga general (como medida de lucha). También se hace mención a que el dueño del circo se llena los bolsillos a costa de los animales/trabajadores y al concepto de libertad.

Además del contenido político que tiene el cuento, cuenta con unas expresiones muy interesantes en lo que respecta a lo estético. Por ejemplo, "Los primeros rayos de sol picaban como abejas zumbadoras sobre las pieles de los animales cuando el dueño del circo se desperezó ante la ventana de su casa rodante. El calor parecía cortar el aire en infinidad de líneas anaranjadas... (los animales nunca supieron si fue por eso que el dueño del circo pidió socorro y después se desmayó, apenas pisó el césped...)"

Recomiendo este cuento porque es una buena historia, muy bien contada.



miércoles, 23 de marzo de 2016

La noche del elefante (cuento), de Gustavo Roldán

Un circo llega a Sáenz Peña (Chaco) y con él un elefante. El olor de los árboles y de los ríos le hace acordar a la selva donde vivió sus primeros momentos de vida.
 

"Recorrió grandes ciudades, y ahora, al sentir el olor de los árboles, del bosque, al ver volar tantos pájaros, fue como un golpe, casi como el pequeño golpe que sintiera cuando un dardo se le clavó una tarde lejana porque no huyó de los cazadores. No estaba dispuesto a escapar de esos seres tan débiles.
Fue así, como un pequeño golpe. Y se le vino encima toda la memoria"

Al elefante le dan muchas ganas de escaparse. ¿A dónde? Al monte chaqueño. No era la selva donde lo habían capturado pero era lo más parecido a ella. De la memoria y de la libertad se trata esta historia.

A este cuento lo daban en las escuelas primarias y tengo entendido que forma parte de un libro de cuentos que lleva el mismo nombre. Como es un cuento muy lindo, me dieron ganas de conseguir la antología. Así que queda pendiente eso. Pero no quería dejar de recomendarlo.

lunes, 21 de marzo de 2016

Harold y el lápiz color morado, de Crockett Johnson

Una noche, el pequeño Harold quiso dar un paseo bajo la luna. Con su lápiz color violeta dibujó una luna y un camino para pasear. Después creyó que le faltaba un bosque y como pensó que si el bosque era muy grande iba perderse, dibujó un solo árbol al que le puso manzanas. 

Luego, pensó que sería conveniente dibujar a un dragón que custodiara las manzanas. Seguramente iban a ser deliciosas. Pero el dragón que dibujó lo asustó y con su mano temblorosa se dibujaron olas, por lo que necesitó un barco. Y así, Harold continuó dibujando y con los dibujos tuvo aventuras, hasta que quiso dormir en su cama y dibujó una cama.



Es una historia sencilla. Sobre la imaginación del niño y la importancia del dibujo como lenguaje expresivo, fundamentalmente en los primeros años de vida.

Las brujas, de Roald Dahl

"En los cuentos de hadas, las brujas llevan siempre unos sombreros ridículos y capas negras y van montadas en el palo de una escoba. Pero éste no es un cuento de hadas. Este se trata de BRUJAS DE VERDAD. 
Lo más importante que debes aprender sobre las BRUJAS DE VERDAD es lo siguiente. Escucha con mucho cuidado. No olvides nunca lo que viene a continuación. Las BRUJAS DE VERDAD visten ropa normal y tienen un aspecto muy parecido al de las mujeres normales. Viven en casas normales y hacen TRABAJOS NORMALES. Por eso son tan difíciles de atrapar. Una BRUJA DE VERDAD odia a los niños con un odio candente e hirviente, más hirviente y candente que ningún odio que te puedas imaginar". 
Con este impactante inicio, comienza "Las Brujas" de Roald Dahl. Un comienzo que da un poco de miedo y que, a pesar de eso, invita a seguir leyendo.

Una abuela le cuenta a su nieto sobre cómo son y qué hacen las "brujas de verdad". Hay brujas en todas partes del mundo y no es fácil reconocerlas. Pero las brujas tienen algunas características que sirven para estar atentos. Por ejemplo, las brujas son calvas, y como usan peluca, les suele picar mucho la cabeza. Por tanto, si se ve a una señora rascándose la cabeza hay que tener cuidado. Puede que sea piojos, caspa, alergia al champú y también puede que se trate de una bruja. También las brujas llevan guantes porque no tienen uñas, tienen garras en las manos.

El Grúfalo, de Julia Donaldson

Un ratón pasea por el bosque y para evitar ser devorado por otro animal, inventa la existencia de un grúfalo.


Primero, el ratón se encuentra a un zorro que tiene muchas ganas de comérselo. Y el ratón, muy astuto, le dice que pronto va a llegar un grúfalo. El zorro no sabe quién es y el ratón lo describe de la siguiente manera: tiene colmillos enormes, afiladas garras y unos dientes que rompen y desgarran. Y su plato favorito son las patas de zorro.

Después se encuentra con un búho y sucede lo mismo. Solo que esta vez lo describe con rodillas huesudas, dedos fieros y morenos y en la nariz una verruga que destila veneno. Ah, y que el plato favorito es un búho.


Luego, aparece una serpiente y sucede lo mismo. Pero esta vez el grúfalo tiene ojos naranjas, negra lengua alargada y el lomo tapizado de feas púas moradas. Y le gusta la serpiente en estofado.

El ratón estaba pensando en lo tontos que habían sido esos animales hasta que aparece una bestia de afiladas garras, dientes que rompen y desgarran. Con todas las características que había dicho. ¡Un grúfalo! Y el ratón que se creía tan vivo... Bueno, habrá que ver. Capaz que se las ingenia otra vez.

Las ilustraciones de Alex Scheffler están buenísimas. El texto tiene rima, por eso es importante elegir un libro con una traducción acorde. 

La estructura repetitiva favorece a la comprensión de la historia. Ideal para niños pequeños.



Madrechillona, de Jutta Bauer


 Una madre le grita tanto a su hijo que lo desarma.

"Esta mañana, mi madre me chilló de tal forma que salí volando en pedazos". Así empieza esta historia.

En las ilustraciones vemos como un pequeño pingüino se desarma por los gritos de su madre. Luego, el pequeño pingüino nos cuenta a donde fueron a parar sus partes y lo que le pasó. 


Considero que es un libro que deben leer los adultos porque la violencia verbal lastima y mucho. Puede hacer pedazos a un niño, como sucede en el cuento. Se deja al niño en una situación de extrema vulnerabilidad: "Quería gritar pero el pico estaba en las montañas"

Los adultos pueden estar cansados, agobiados, etc etc pero jamás deben maltratar a un niño. Ninguna excusa es válida. Ninguna. Además, un adulto que resuelve las cosas con violencia, le está enseñando al niño a que para resolver las cosas hay que ser violento. 

La historia termina con la costura y el arrepentimiento de la mamá pingüino. Pero las marcas de las costuras quedan. Y eso hay que tenerlo en cuenta. 


sábado, 19 de marzo de 2016

Irulana y el ogronte, de Graciela Montes

Este cuento resulta interesante de leer por su originalidad. En primer lugar, está narrado de una forma diferente a la que estamos acostumbrados. El narrador dialoga con el lector durante todo el relato. Le cuenta lo que sabe y lo que no sabe de la historia. Sus sensaciones y las de la ilustradora frente a la historia que están construyendo. Como si la historia hubiese tomado vida propia. Y bueno, algo de eso sucede con las historias. 

Por otra parte, es interesante porque el ogronte no es derrotado por un fuerte caballero de armadura de lata ni por un valiente príncipe. Es derribado por una pequeña niña, Irulana y de una manera que, la autora admite, es difícil de creer.

Y también es interesante de leer, mejor dicho, agradable de leer por las imagenes que nos brinda el texto. "Era importante saber cómo había amanecido el ogronte. Por ejemplo, si el ogronte estaba resfriado, había que reforzar las puertas y las ventanas para que no se abrieran de golpe con los estornudos. Y no se podía sacar a pasear a los perros demasiado chiquitos porque podían rodar calle abajo y volarse hasta la orilla del río".

Este es un cuento sobre un pueblo, un ogronte y una nena. Luego, es un cuento sobre un ogronte y una nena. Y finalmente, es un cuento sobre un pueblo y una nena. O algo así.


Los cretinos, de Roald Dahl

Esta es la historia del señor y la señora Cretino. De una horripilante pareja.

El título de esta historia nos dice bastante de los personajes con los que nos vamos a encontrar. Y las ocurrentes descripciones de Roald Dahl logran desarrollar el concepto. Del señor Cretino el autor nos dice: "Si mirabas más de cerca todavía (tápense bien las narices señoras y caballeros), si escudriñabas entre las cerdas del bigote que le brotaba sobre el labio superior, probablemente hubieras visto cosas más grandes que habían escapado a los restregones de su mano; cosas que llevaban ahí meses y meses, como, por ejemplo, un trozo de queso verde con gusanos, o una vieja y mohosa palomita de maíz o incluso la cola grasienta de una sardina de lata. 
Por todo ello, el señor Cretino nunca pasaba realmente hambre. Sacando la lengua y curvándola para explotar la jungla de pelos alrededor de su boca, siempre podía encontrar un sabroso bocado que mordisquear." Esto es realmente asqueroso, el autor logró darnos la sensación que quería dar. Veamos qué dice de la señora Cretino. "No tenía, por supuesto, una cara barbuda. Es una pena que no la tuviera porque esto, al menos, habría ocultado algo de su espantosa fealdad". Contundente, ¿verdad?

A lo largo de la historia, nuestra imagen sobre los cretinos se completa con sus actitudes y comportamientos. Son malvados. Se maltratan mutuamente y maltratan a los animales. Es decir, son tan feos como malos. Y tan brutos como puercos. El autor nos explica que esto es así porque la maldad afea a las personas: "Si una persona tiene malas ideas, empieza a notarse en su cara. Y cuando esta persona tiene malas ideas cada día, cada semana, cada año, su cara se va poniendo cada vez más fea hasta que es tan horrible que apenas puedes soportar mirarla" El dibujo que acompaña al texto muestra las fases de la transformación de la señora Cretino.

jueves, 17 de marzo de 2016

Cazadores de croquetas, de Juan Villoro

El autor de este libro nos cuenta los tipos de perros que existen, sus características. "Todo el mundo sabe que hay distintos tipos de perros. Algunos se parecen a sus dueños, otros parecen pantuflas, otros parecen ratones que ladran, otros parecen bolas de pelos. Los perros tienen muchas formas de ser perros" Y luego nos plantea que tienen en común todos los perros. Se ponen locos con la comida. Su instinto les dijo que era conveniente ser amigo del hombre, pero no les advirtió que, algunos, cocinamos muy sabroso.


Después de esta presentación general de todos los perros, aparece la historia de un perro en particular. El dálmata de Carmen se enferma por comer hamburguesas y un caramelo de piña. Por suerte, el veterinario encuentra una solución al problema: que coma comida para perros. Pero la comida de perros es aburrida. Entonces, piensa en otra cosa. ¿Quieren saber cuál es? A leer el libro, que es muy bonito.

Ideal para primeros lectores.


Como una guerra, de Andrés Sobico y Paula Adamo

Un libro álbum sobre la guerra de Malvinas.


Un chico le dice a su amigo que su tío le contó sobre una guerra de verdad.  Así empieza a contarse esta historia. Hay soldaditos de plástico, actores que hacen de soldados en las películas de blanco y negro y soldados de verdad que "casi no la cuentan" y que hablan poco y otros que ya no están.


Los adultos nos damos cuenta de que se trata de la guerra de Malvinas por varios motivos. En la dedicatoria los autores nos dicen la edad que tuvieron en 1982. Luego, se hace referencia a la niebla y al hielo como escenario de guerra y en una de las ilustraciones hay una banderita de Argentina y otra de Inglaterra. 

También se expresa: "Pero lo diferente era que esta vez los buenos eran los malos... o algo así". Argentina, en 1982, sufría un terrorismo de Estado sangriento. La guerra fue una decisión de un gobierno militar. 

Todo esto lo sabemos nosotros que somos adultos, pero a los chicos hay que contarles la historia. Por tanto, es un libro para que el niño lea junto a un adulto.

Las ilustraciones están hechas con collage y en lápiz. Cuentan cosas que el texto no dice. El trabajo estético está muy bien logrado.

El libro fue editado por Ediciones Del Eclipse.


miércoles, 16 de marzo de 2016

Vida de perros, de Isol

Esta es la historia de un niño y su perro, Clovis. De una amistad verdadera.

El niño le pregunta a su mamá cómo sabe que él no es un perro. La madre le contesta que si fuera un perro haría ciertas cosas. Como por ejemplo, embarrarse en los charcos y correr ladrando a los autos, entre otras. Después de aquella respuesta, el  niño va a jugar con su perrito y en los juegos hace cosas típicas de perros y de niños. Se embarra, corre al camión del heladero, etc.



Las ilustraciones favorecen la lectura. Uno entiende que jugar a la danza de la lluvia es embarrarse. Es decir, hay un diálogo entre texto e imagen, propio de los libros álbum.

Generalmente, los adultos usan la expresión "vida de perros" para referirse a una situación problemática, a una condición de vida difícil. En este caso, es todo lo contrario. Es lindo y divertido tener una vida de perros. ¿O no?







martes, 15 de marzo de 2016

Desconfío

En las vacaciones iba a visitar a mis abuelos paternos. Y por las tardes solíamos jugar al Desconfío, un juego de cartas. El juego es así. Se reparte la totalidad de naipes entre los jugadores (nosotros jugábamos con barajas españolas). Un jugador empieza a elegir un palo de descarte, por ejemplo "espada". Todos los jugadores, por turno, empiezan a tirar una carta boca abajo y dicen "espada". Puede que se haya tirado espada u otro palo. La ronda se frena cuando uno de los jugadores dice Desconfío. Si la carta era espada, quien desconfía se lleva todo el montoncito. Si era de otro palo, el que mintió se lleva las cartas. Gana el que se queda sin cartas.
 

Recuerdo que mi abuelo hacía trampa. Qué feo decir esto. Pero era así. No escondía cartas ni nada de eso. El abuelo hacía reír a mi abuela para que desconfiemos de ella. De esa manera, cualquiera de sus oponentes se llevaba la carta y él quedaba libre y ganador. A decir verdad, ahora que lo pienso, no era trampa, era una estrategia. ¡Qué buen estratega era mi abuelo!

El gato al que le gustaba la lluvia, de Henning Mankell

Lukas cumplió seis años y recibió como regalo algo muy especial. Podría decirles que un gato negro, pero no sería lo mismo. Mejor que lo cuente el autor:

"¿Qué era aquello? Otra vez. Sonaba como algo que gemía. Y, de pronto, justo cuando acabó el cumpleaños feliz, la caja de cartón se empezó a mover. Empezó a dar saltos, la tapa temblaba, como si la caja fuera una olla cuando empieza a hervir el agua.
Lukas miraba fijamente la caja. No eran zapatos viejos. Era algo que se movía. Y, de repente, algo empezó a asomar, algo completamente negro. ¿Qué era aquello? Al principio Lukas no pudo distinguirlo, pero después se dio cuenta de que era una patita. Una patita negra. Y después apareció una cabeza y entonces comprendió que para su cumpleaños le habían regalado un gato. Un gato completamente negro que estaba saliendo de la caja. Salió debajo de la tapa, era completamente negro, y cuando vio a Lukas gimió".

 

Lukas llamó a su gato Noche y lo aprendió a cuidar y a querer. Una noche, Noche se fue y no regresó. Lo que dio comienzo a una incansable búsqueda.

Lukas puso carteles con una recompensa de un millón de euros. Aparecieron personas con gatos de todos los colores. Menos uno negro, con un poquito de blanco en la cola. Menos Noche.

Esta es una historia sencilla, sobre lo que se siente tener y perder una mascota.

El valiente Teo, de Erhard Dietl

Teo era bastante miedoso. Le daban miedo las brujas, los fantasmas, los bandidos. ¿A quién no? Pero también le daba miedo ir al peluquero y que le cortara una oreja y que alguien le usara el cepillo de dientes. Esos y muchos miedos más. Hasta que un día encuentra la solución a su problema.



Este libro es ideal para niños pequeños. Cuando Teo halla la solución a su problema, se hace una recapitulación de los miedos que tenía. De esta manera, los niños recuerdan los miedos que tuvo. Pues hace las mismas cosas que le producían miedo pero con una máscara de King Kong.


El caballo volador, de Horacio Clemente

La historia comienza con el cumpleaños del rey de Persia. Un mago le lleva de regalo un caballo volador hecho en madera. Como era de esperar, el rey se entusiasma con el regalo. Y claro, quién no. No obstante, el mago dice que le regala el caballo volador siempre y cuando lo deje casarse con princesa Rosa Blanca. El rey acepta, le gustaba el caballo. Pero su hijo, el hermano de Rosa Blanca, le hace notar que no debe obligarla a casarse con un esposo tan feo. Así es como el rey deshace el acuerdo y empiezan los problemas. Un mago enojado es algo de que preocuparse.


Es una historia divertida, muy bien contada. Las ilustraciones de Juan Deleau son muy simpáticas, coloridas. Me gustan mucho.


El pequeño vampiro, de Angela Sommer Bodenburg

Un sábado a la noche, Anton, un niño de nueve años, se queda solo en su casa. El plan original era mirar un programa de televisión. Pero recibe una inesperada visita. Un vampiro, un niño vampiro, entra a su habitación. 

Después del susto inicial, va a comenzar una relación de amistad entre Anton y Rüdiger von Schlotterstein. Anton visita la casa del pequeño vampiro, ubicada en el cementerio. Claro que, con sumo cuidado de no ser visto por el cuidador de tumbas ni por el resto de la familia vampiro. Alguno de ellos podría tentarse y clavarle los colmillos.

Y eso no es todo. Los padres de Anton quieren conocer a su nuevo amigo, lo que también se torna un problema. ¿Cómo le presenta a sus padres a un vampiro? No lo entenderían.


lunes, 14 de marzo de 2016

Las cobras de Shanghai

Las cobras de Shangai, también conocido como "palitos chinos", es un juego clásico para jugar de a dos o más jugadores.

Se toma el puñado de cobras y se las arroja a la mesa. Por turno, cada jugador intenta sacar una cobra sin que se mueva el resto. Si lo logra, se lleva la cobra y sigue jugando. Si no, debe dejarla como está y pierde el turno. Como verán, este juego requiere de un pulso de cirujano.



Como todo juego tradicional, tiene variantes. Algunos juegos son simples palitos, otros tienen las formas de las serpientes. También, en algunos casos, cada serpiente tiene un puntaje. Esto es una cuestión importante porque en una versión gana quien tiene más palitos, en la otra, gana quien tiene las mejores serpientes. Por tanto, hay que pensar un poquito más, cuál conviene sacar.





WALL-E (2008)

En un futuro catastrófico, los seres humanos no pueden habitar en la Tierra. La contaminación es impresionante, no hay plantas ni animales. Todo está lleno de basura. Los humanos se encuentran "protegidos" en una nave, en un especie de spa poco saludable. Deben esperar a que los robots limpien el planeta  y que vean la posibilidad de que haya vida allí.

WALL-E, un simpático y tierno robot,  se ocupa de compactar la basura que hay en el planeta y de guardar algunos objetos de interés. Hasta que un día encuentra un pequeño brote de planta y a EVA una robot que se ocupa de buscar vida en la Tierra. EVA debe llevar la planta para iniciar el proceso de recolonización de la Tierra. Pero las cosas no son tan fáciles. WALL-E deberá ayudarla a cumplir con su misión.   

Es una película para niños y adultos. Tiene una reflexión sobre el comportamiento del ser humano en lo que respecta a su cuidado personal y del medio ambiente. También se introduce la noción de poder en cuanto al mantenimiento de la nave y la toma de decisiones. Vale la pena verla.

Figuritas

El mundial de fútbol '94 fue triste para todos los argentinos. Maradona fue expulsado del torneo y no trajimos la copa. Pero mi hermano y yo conseguimos algo difícil de lograr en esa época y con poca plata: completar el álbum de figuritas y ganarnos una cámara de fotos. 

Siempre está la "figurita difícil" y suele ser alguno/s de los mejores jugadores del equipo del lugar donde se venden las figuritas. Y seguro, casi seguro, que en esa época eran la de Batistuta y la de Maradona. Así era la cosa, un defensor (suplente) de Camerún te salía como cinco veces y el cabello crespo de Maradona y la melena rubia de Batistuta no aparecían por ningún sobre. El recreo era el momento y espacio para solucionar el problema.


Una carta para Lily...¡el unicornio!, de Christian Ponchon

El cartero Víctor tiene una carta para entregar a Lily, el unicornio. Se acerca a la granja con su bicicleta y empieza a preguntarles a los animales dónde está. Tiene que hacer una entrega importante. Imagínense, nunca antes le había entregado una carta a un animal con tales características. Cada animal le da una respuesta acorde a su forma de ser y de hablar y de ella surge una nueva especulación sobre Lily. Debe ser un unicornio muy hermoso, debe oler de maravilla, pensaba el cartero. Y así hasta que finalmente la carta llega a destino y para sorpresa de Víctor no era lo que imaginaba.



Las bellas ilustraciones son de Rébecca Dautremer y el libro ha sido editado por Edelvives. 


domingo, 13 de marzo de 2016

Soupe Opéra (1991)

Cuando era chica, en el canal de dibujitos pasaban, entre dibujo y dibujo, estas animaciones de origen francés. Aparecía una canasta con frutas y verduras, una voz de mujer gritaba Soupe Opéraaaaa y las frutas y verduras se empezaban a cortar para formar animales. 

Las hojas del alcaucil servían para formar las "púas" del cuerpo de un dinosaurio, los puerros para las patas de una vaca, el kiwi para la cabeza de un murciélago, etc.

Son animaciones muy sencillas pero que cumplen con su objetivo: dejarnos esos 2 minutos con la mirada atenta al televisor.


Frederick, de Leo Lionni

Frederick es un ratoncito de campo que en vez de recoger comida y paja para el invierno, se ocupa de juntar rayos de sol para los días fríos, colores para los días grises y palabras para cuando se queden sin nada para contar.

¿Por qué no trabajas?, le preguntan los otros ratones a Frederick cuando lo ven sin hacer nada. Frederick  contesta que está juntando otras provisiones. Los rayos de sol, los colores, las palabras.

La historia nos hace acordar a la fábula de "La cigarra y la hormiga". En el verano, la cigarra no hace más que cantar y la hormiga con mucho esfuerzo lleva cosas para su casa. Cuando llega el invierno, la cigarra acude a la casa de la hormiga y ésta le reprocha su actitud en el verano. Que si cantó todo el verano, ahora se ponga a bailar durante el invierno.

Pero en esta historia de los ratoncitos no ocurre lo mismo. Cuando llega el momento, Frederick hace su aporte. Saca sus provisiones y demuestra que no se vive solo de lo material. Aporta algo diferente. Él es un poeta. La cigarra un músico. Y es el arte, la imaginación, lo que nos puede hacer cambiar el mundo.

sábado, 12 de marzo de 2016

Mi día de suerte, de Keiko kasza

Un lobo se está preparando para ir a cazar y alguien golpea su puerta. Se trata, ni más ni menos, de un  apetitoso y sabroso cerdito. "Este debe ser mi día de suerte", pensó el lobo. Pero no fue así. El lobo tendría que haber leído las recientes investigaciones. Según los científicos, los cerdos son bastantes inteligentes. Uno de los animales más inteligentes que hay en esta Tierra. No debía haberse confiado.



Cada vez que el lobo se dispone a poner al cerdito en una fuente de horno, este le plantea un pero... "Pero antes tendrías que bañarme porque estoy sucio, pero antes tendrías que alimentarme para tener más carne, pero antes tendrías que masajearme para tener un asado más tierno". Así consigue el cerdito tener un día de spa y ¡gratis!

Las imágenes complementan la historia, dicen cosas que el texto por sí solo no dice. Y también le aportan humor al libro.


Historia de un oso (2014) , de Gabriel Osorio

Un oso prepara unos muñecos de metal para dar una función de títeres. Sale a la calle y anuncia con una campana que dentro de su caja hay una historia. Cuando llega un osito para ver la obra, el oso empieza a activar la caja para dar inicio a la función. Allí se puede ver la historia de un oso que ha sido capturado para trabajar en un circo, que ha sido alejado de su familia. 

El osito se va satisfecho con la historia y el oso se queda satisfecho de haberla podido contar. Se trata de su propia historia.


El director de este cortometraje es como el oso de esta historia. Esta es su historia, la historia de su familia. Su abuelo fue prisionero en la dictadura de Pinochet y una vez liberado, tuvo que exiliarse y dejar su tierra atrás.

Esta no es la primera vez que se utilizan a animales en cautiverio para mostrar la opresión y la lucha por la libertad. Asimismo, el hecho de usar personajes uniformados y con bastones, nos remite más a una fuerza represiva organizada que a dueños de un circo. Aunque también el circo con animales, el zoológico y todo maltrato animal es una crueldad a repudiar.

Creo que este cortometraje tiene que ser visto por su belleza y que también puede servir para abrir una conversación con los chicos sobre lo que es vivir bajo la opresión de una dictadura.










viernes, 11 de marzo de 2016

Los tres cerditos, de David Wiesner

Lo que parece un cuento tradicional no lo es.

El cuento empieza con el famoso "había una vez" y da la impresión de que nos vamos a encontrar con el clásico cuento de los tres chanchitos. Pero el lobo del cuento sopla tan pero tan fuerte, que los cerditos salen del cuento. Para que nos demos cuenta de esto, el autor dibuja a los chanchitos de forma tridimensional. También nos da otra pista: las hojas del cuento están cortadas y desparramadas. Con ellas los chanchitos hacen un avioncito de papel y vuelan hacia otras historias.


Los cerditos entran a otros cuentos e interactúan con sus personajes. Para que entendamos esto, el autor nos muestra esas "entradas" y "salidas" con el cambio de imagen, pasa de una imagen tridimensional a una plana y al revés. Asimismo, utiliza globos de diálogo para mostrarnos una conversación por fuera del texto de la historia. Y también permite que los otros personajes que aparecen se trasladen de cuento, así los textos dialogan.

Sin lugar a dudas, es una versión muy interesante del cuento tradicional.

¡La verdadera historia de los tres cerditos!, de Jon Scieszka

El lobo nos cuenta que todo lo que se dice sobre él se trata de una operación mediática. Pues vende mucho más la historia de un lobo feroz, que un accidente doméstico.

El lobo fue a la casa de los cerditos a pedir una taza de azúcar para hacer una torta de cumpleaños para su querida abuelita. Y como estaba un poco resfriado estornudó. La culpa fue de los cerditos que se hicieron la casa de paja y de madera. Si volaba un fuerte viento, también se les habría desmoronado la casa. ¿O no? Estornudar, según dice la RAE, es arrojar con violencia aire de los pulmones por la espiración involuntaria y repentina. INVOLUNTARIA. Es decir, algo no voluntario, sin decisión.

Esta versión es interesante porque es la historia clásica de los tres chanchitos desde la perspectiva del lobo. Uno puede creerle o no lo que relata, pero es escuchar, como dicen, "las dos campanas". Yo no le creo nada a este lobo. ¿Ustedes?


jueves, 10 de marzo de 2016

Paperman (2012) - Disney

Dos jóvenes se encuentran en una estación de tren. Y un viento caprichoso hace volar una hoja y con ella empieza una historia de amor.


Un joven lleva unos papeles encima y una de sus hojas se vuela y cae sobre el rostro de una chica. Allí queda impregnado un beso. La chica desaparece, parece haberse volado con el viento. Desanimado, el muchacho se va al trabajo y desde la ventana de la oficina vuelve a ver a la joven. Está en el edificio de en frente. Un avioncito de papel y otro avioncito de papel y otros, van a tratar de llegar hasta ella y nada. Parece que el viento se burla de él. Pero después, ese remolino deja de jugar y hace lo que tenía que hacer, crear una historia de amor.

Paperman fue guionado por Clio Chang y Kendelle Hoyer. La dirección estuvo a cargo de John Kahrs.



Steadfast Stanley (2014)

Este cortometraje animado de John Kim está ambientado en un ciudad invadida por zombies. Una historia de amistad, entre un niño y el mejor amigo del niño. Un perro.



Sin más tiempo que perder y antes de que aquellas hambrientas criaturas los ataquen, madre e hijo se escapan. Y detrás queda Stanley, el perro, con una zapatilla en su boca y la mirada del niño que se aleja, con culpa y preocupación.

El perro le sigue el rastro a su pequeño dueño. Se enfrenta a seres angurrientos de seres vivos hasta que logra llegar a su escondite. Stanley es incondicional. Stanley es un perro.




Cuando San Pedro viajó en tren, de Liliana Bodoc

La primera vez que Nicanor viajó en tren fue para dejar San Pedro. Pero no es fácil dejar al río, los campos y amaneceres. Mucho menos, a los amigos.

Liliana Bodoc nos cuenta una historia sencilla con las palabras adecuadas. Nos hace viajar en ese tren junto a Nicanor. Recorrer cada vagón, San Pedro. Nos hace entender al niño. 



Las ilustraciones de Valeria Docampo son bellísimas y no solo acompañan al texto, lo complementan. Hay partes de la historia que están solo ahí, en los dibujos.

Confieso que este libro me llenó de nostalgia. A mí me pasó lo que le pasó a Nicanor, a los 8 años. Cuando nos mudamos de Pérez (Santa Fe) fue triste. Pero después volvimos en las vacaciones. Y cada despedida fue amarga, sí, pero cada regreso, maravilloso. 




miércoles, 9 de marzo de 2016

El espejo africano, de Liliana Bodoc

Varias historias se entrelazan en un espejo enmarcado en ébano.

Todo comienza en África, a fines del siglo 18. Observen un fragmento inicial y díganme si no los transporta a ese lugar:

"La costumbre de cargar cestos en la cabeza los mantenía erguidos. Y con el pensamiento más cerca del cielo que de los pies.
Era una aldea con pocos habitantes, donde cada uno hacía su parte del trabajo y tenía su lugar en las danzas. Aquellas personas conocían la diferencia entre un fuego sagrado y un fuego familiar donde asar alimentos. Separaban sin dificultad las plantas benéficas de las maliciosas; aceptaban las lluvias y las sequías. Y cuando se tendían a descansar, eran capaces de reconocer cientos de formas en las nubes."
Allí, en ese lugar, unos hombres capturan a una niña pequeña para venderla como esclava. La escena es violenta y a la vez está contada de una forma poética, lo que acentúa la angustia que siente el lector por lo que sucede.

A Atima Imaoma solo le queda el espejo que hizo su padre para su madre. Solo eso. Ni siquiera recuerda su nombre.



Duelo de bandas (2005)- Pixar

Esta animación de Andrew Jiménez y Mark Andrews cuenta el "duelo musical" que tienen dos artistas callejeros para obtener una moneda dorada.



Aparece un musico y empieza a tocar. Pero no hay otros oídos que escuchen su melodía. Hasta que, entra en escena una niña que va a arrojar una moneda a la fuente. La música le llama la atención y piensa que, quizás, podría darle otro destino a su moneda. Y en ese mismo instante, antes de tomar una decisión, aparece otro músico. ¿A quién darle la moneda? Uno toca una melodía, el otro responde con otra; y las notas de ambos se confunden y confunden y asustan a la niña, la moneda se cae y rueda hacia la rejilla. Y bueno, ya conté demasiado. Tienen que verlo.





Jenga

En casa tuvimos dos tipos de jengas. El clásico de madera sin pintar y otro que tenía maderitas de color (rojo, amarillo y azul) que viene con un dado.  

Se arma un torre con tres barritas de madera por piso. Y se va intercalando, tres barritas ubicadas de forma vertical y tres horizontal y así hasta terminar la torre. Si tiene colores, va una barrita de cada color por piso.

Por turno, cada jugador (deben ser mínimo dos) debe sacar una barrita de madera y colocarla arriba de todo, sin que se caiga la torre. No se puede sacar piezas del piso más alto, sería muy fácil. En la otra versión, el procedimiento es el mismo, pero antes de sacar una pieza, hay que tirar un dado. El dado indica qué trozo de madera corresponde sacar, si de algún color en particular, si del costado o del centro. También vi que hay un jenga con números y dados numéricos. Son variantes, el objetivo es el mismo: que no se caiga la torre.



En la ludoteca jugamos a este juego con los chicos de 4to grado. Les tuve que explicar que uno debía esperar que el jugador terminara de apoyar la barrita, para sacar la pieza correspondiente a su turno. Porque si no ¿quién se hacía responsable si se caía la torre? Es un juego que requiere cierta paciencia, hay que pensar qué pieza conviene sacar y que, por eso, ayuda a hacerse de paciencia.

Los niños sacaban las piezas de abajo para dejar la torre pendiendo de un hilo. Y utilizaban las dos manos. En casa usábamos una sola mano, le da mayor dificultad.

Esta es la forma de jugar al jenga, pero también hay otras. Cuando los niños se cansan de jugar del modo tradicional o simplemente porque les da la gana, utilizan los bloques de madera para construir cosas. Así que hay distintas formas de disfrutar este juego. Escuchar el boooooom de una torre demoliéndose o construir castillos, casas, barcos y puentes.


martes, 8 de marzo de 2016

Vecinos y detectives en Belgrano, de María Brandán Aráoz

Llega una nueva vecina al barrio y unos chicos le quieren jugar una broma. La mandan a comprar carne a la carnicería del loco, un hombre de mal carácter, que con cuchillo afilado en mano, intimida a cualquiera. Y lo que empieza como una broma termina en una investigación de riesgo. 


Cuatro chicos de 12 y 13 años, Mauro, Adela, Diego y Fernando deciden investigar qué sucede en esa carnicería. Suponen que el dueño está metido en algo raro y no se equivocan. Está implicado en un delito muy grande. El robo de haciendas en Zárate.

Los chicos, en la piel de detectives, salen a buscar pistas y en esa búsqueda atraviesan grandes peligros que alimentan el suspenso. 



Guardianes de palabras

Nos sentamos todos en ronda. Quien dirige el juego cuenta que hay un pueblo muy maravilloso a los que todos quieren ir. Pero que en la entrada hay unos guardias que controlan su ingreso. Se puede pasar con manzanas y mandarinas, pero no con melones. Entonces el narrador pregunta al que sigue en la ronda, ¿con qué pasás?



-Con frutillas.

-Con frutillas no, pero con masitas sí.

-¿Con qué pasás?

-Con un oso de peluche.

-Con un oso de peluche no, pero con una manta y con una mariposa sí.

Y así sucesivamente, hasta que los niños se den cuenta de que se puede pasar con cosas que empiecen con ma.




Payana

Este juego requiere práctica. Paciencia y práctica.Y cinco piedras de un tamaño similar.

Se sientan los jugadores en el suelo. Una forma de decidir el turno es que cada uno tire las piedras para arriba y ponga las dos manos dada vueltas. Quien haya logrado retener más piedras, empieza.

 

El juego tiene instancias de distinta dificultad: "la del uno", "la del dos", "la del tres", "la del cuatro" y "el tanteo". Para comenzar, se desparraman las piedras en el suelo. El jugador tira al aire una piedra y recoge junto a esa, otra. Y así una por una hasta terminar de recoger todas las piedras. No debe tocar el resto de las piedras cuando hace la recolección ni dejar caer una piedra al suelo. Cuando termina esa ronda, debe recoger de a dos y después de a tres y después las cuatro. Al final, hay dos variantes para sumar puntos. Una es hacer lo mismo que se hizo para decidir el turno, tirar todas las piedras y retenerlas. Y otra es formar un cuadrado con cuatro piedras y hacer la recolección. Al principio se recoge como "la del uno", después se tirarán dos piedras al aire para recoger la segunda piedra, y así.

Para "la del uno" resulta más conveniente que las piedras estén separadas entre sí. Pero para la del cuatro, no. Cuando recién se conoce el juego, puede que el jugador no controle la intensidad con que tira las piedras. O que arroje la piedra a una distancia insuficiente como para tener tiempo para recoger otra piedra. O que la piedra choque con la otra y la haga saltar. Con el tiempo la mano empieza a entrenarse. Como cuando uno tipea un texto sin mirar.

Este juego se ha jugado en distintas culturas del mundo, por lo tanto, puede haber múltiples formas de jugarlo. Esta es una de ellas.


lunes, 7 de marzo de 2016

El príncipe ceniciento, de Babette Cole

La versión masculina del cuento clásico.

El príncipe ceniciento no tenía facha para ser príncipe. Y claro, no llegaba al porte del príncipe Carlos. Era bajito, pecoso, delgado y... ¡sucio! Sus hermanos grandulones y peludos siempre se burlaban de él. Mientras ceniciento limpiaba, ellos iban a la disco. Hasta que un día llegó un hada para ayudarlo, pero las cosas no salieron como lo esperado. Terminaron mucho mejor.


Este libro mezcla cosas propias de "la modernidad" con otras de "la edad media". Hay príncipes y princesas y coches modernos y discotecas. Bueno, algo de eso sucede en la actualidad. ¿O no?

El recurso humorístico de esta historia es quitarle solemnidad a los príncipes. Primero, ante la descripción del personaje principal. Con tanta pompa podría bañarse. Segundo, porque el príncipe limpia (cosa que no hacen los príncipes, pues tienen sirvientes). De hecho, cecinicienta se dedicaba a las tareas del hogar antes de convertirse princesa. 

También el humor aparece cuando no funciona el hechizo del hada. Como decía Tusam (padre): "puede fallar"  Y que falle de esa manera, resulta totalmente gracioso.


domingo, 6 de marzo de 2016

La princesa Arete, de Sunao Katabuchi

Allá, en lo alto de una torre vive una princesa. Su vida es triste y solitaria. Por eso, la pequeña ha encontrado la forma de escabullirse de los guardias y visitar la aldea que observa, a lo lejos, desde su ventana.

Mientras, el rey ordena que todo aspirante a casarse con la princesa y a heredar el reino debe presentarse con un gran tesoro. Un plan perfecto para acaparar objetos valiosos y llenos de magia. Algunos aspirantes a príncipes llegan con hermosas ofrendas. Pero la pequeña princesa se escapa y termina siendo capturada por un hechicero. El hechicero quiere vengarse del reino.


Este anime está basado en una novela de Diana Coles. Tiene una reflexión sobre la vida, le da valor a la naturaleza, a las personas que viven en la aldea. Asimismo, la princesa Arete es una jovencita muy inteligente y valiente, que no acepta vivir como quieren que viva.


El soundtrack es bellísimo, tan suave como el ritmo de la película. Considero que es un film que pueden apreciar pibes más grandes.


  

Ajedrez

Un tío le regaló a mi hermano un juego de ajedrez. Mi papá nos enseñó a jugar. Después decidimos ir a una escuela a aprender. Y así empezó nuestra historia con el ajedrez.



Lo primero que aprendí es el movimiento de piezas y las reglas y, también con ello, que no es suficiente para saber jugar al ajedrez. Porque ¿cómo gano una partida si tengo solamente un rey y una torre? Eso se debe aprender.

Discurso del oso, de Julio Córtazar

Córtazar escribió esta historia para dos niños.  E hizo lo que los niños hacen, pensar en lo cotidiano desde otro lugar.



No quiero que me tomen por chismosa, pero debo confesar que, a veces, presto atención a las conversaciones ajenas. Un día iba caminando por la calle y adelante mío iba una señora mayor y un niño. Probablemente, no tengo datos como para afirmarlo, se trataba de una abuela y de un nieto. Como estaban arreglando algo en un edificio había un andamio en el camino. El niño le dijo a la abuela que iban a pasar por un túnel y describió toda una aventura a partir de un par de caños y tablones de madera sucia. Eso mismo para un adulto es una molestia porque la vereda está estrecha, porque hay que pasar por una construcción. 

Es escribir una nota para protestar al portero, es quejarse que el tiro de aire anda mal. Y no pensar que puede haber un oso en nuestras cañerías, que juega, que nos acaricia las mejillas y nos lame la naríz cuando nos lavamos la cara. Porque los adultos somos, como nos describe el oso del cuento, seres que no pueden andar por los caños, torpes y grandes, solitarios, que no pueden darse cuenta de lo evidente. Que sin magia el mundo real es aburrido y triste.


sábado, 5 de marzo de 2016

James y el melocotón gigante, de Roald Dahl

Tras quedar huérfano, James Henry Trotter es enviado a vivir con sus odiosas tías Sponger y Spiker. Un día, gracias a un dulce y jugoso durazno, su suerte cambiará para siempre.

No resulta raro que un libro de Roald Dahl sea llevado al cine. Escribe de una forma cinematográfica, como si hubiese pensado en la composición escénica de una película. En los planos, en el tiempo adecuado para generar suspenso y para dar un golpe de efecto. En una imagen perfecta. Y si no me creen, se los demostraré. 


Un, dos, tres, coro coronita es.

Este juego también es conocido como Cigarrillo 43. Ahora hacemos otro cantito para no hacerle publicidad al cigarrillo. 

Les recuerdo el juego clásico y después va una variante de yapa. Se separa una persona del resto del grupo, el grupo se ubica en una punta y la persona en otra. El objetivo del juego es llegar al otro extremo lo más rápido posible. 

La persona que está separada del grupo va a estar de espaldas y va a cantar: "un, dos, tres, coro coronita es" y se va a dar vuelta al terminar de cantar para interrumpir el desplazamiento de los jugadores. Si al darse vuelta encuentra a algún jugador en movimiento, el jugador tiene que retroceder hasta el punto de partida. Gana quien llega primero al objetivo.



La variante es hacer un juego cooperativo. Y eso se logra de la siguiente manera: los jugadores deben recoger un botín que está ubicado en el otro extremo (podría ser un cofre de juguete y plantearse que son piratas, por ejemplo) y deben llevar el cofre con ellos al lugar de partida. Si se llega a detectar que alguno de los jugadores está en movimiento cuando no corresponde, todo el grupo vuelve a retroceder. Una vez que han tomado el botín, deben ayudarse entre sí para esconderlo, es decir, pasar el cofre de jugador en jugador con los brazos ubicados hacia atrás. Si quien está de espaldas, al darse vuelta ve el botín o se da cuenta y sabe quién es el jugador que tiene el cofre, deberán volver a empezar el juego. Ganan si logran volver a su lugar con el botín escondido.

Esta variante la jugamos en el profesorado y el botín era un alfajor de chocolate que después fue compartido entre todos.

También, este juego puede servir para enseñar movimiento (física). ¿Cómo es que nos damos cuenta de que hay movimiento? La importancia del punto de referencia, etc, etc.



viernes, 4 de marzo de 2016

El león que no sabía escribir, de Martin Baltscheit

 El poder de las palabras.

"El león no sabía escribir. Pero eso no le importaba porque podía rugir y mostrar sus dientes. Y no necesitaba más". Así empieza la historia de un león muy poderoso. Ni más ni menos los leones tienen el título de rey de la selva.

Un día se da cuenta de que para conquistar a una leona, debía escribir una carta. Le pidió ayuda al mono y el mono escribió "Queridísima amiga: ¿Quiere trepar conmigo a los árboles? Tengo también plátanos. ¡Exquisitos! Saludos, León". Y el león se enojó porque él nunca escribiría algo así. Efectivamente, los leones no comen bananas. Así que fue a pedir ayuda a otro animal y a otro, pero nadie podía escribir exactamente lo que él quería. Al felino le faltaba el poder de las palabras.


Me gustó esta historia porque de una forma divertida y en tono de juego, con la repetición de "pero no, yo nunca escribiría algo así" se plantea una idea interesante en torno a la relación entre lenguaje y pensamiento. El resto de los animales no escriben lo que el león quiere porque piensan desde su lugar. Entienden que una carta de coquetería es proponer pasar un rato arriba de un árbol, bucear entre las algas, etc, etc.

Es cierto que nos podemos identificar con lo que otros escriben y que a veces le decimos a otras personas "nadie lo hubiera dicho mejor" pero escribir es pensar y si se quiere fidelidad al pensamiento propio, nadie mejor que uno mismo para hacerlo.

Editado por Loguez Ediciones.




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