Este libro es ingenioso, divertido, plantea discusiones filosóficas sobre la existencia de un ser superior, sobre el origen de todo, la culpa y la amistad. Tres pingüinos se encuentran en el medio de la nada, en un desierto de nieve y se ponen discutir acerca de la existencia de Dios de una forma acalorada para el frío polar donde se ven sumergidos. En un momento, llega una invitación: dos boletos para subir al barco de Noé y salvarse. El problema es que son tres. ¿Por qué solo dos deben ser los salvados? ¿Por qué dejar que uno muera? ¿Por qué tienen que ser dos de cada especie? ¿Por qué los elegidos son ellos? ¿Por qué el otro no merece vivir?
La buena literatura es la que nos incomoda, la que nos genera preguntas, la que nos pone obligadamente en los zapatos de otro, la que nos hace viajar a otros mundos. Por eso me parece sumamente importante que se lea este tipo de libros, que no subestiman al lector con una bajada de línea, sino que lo invitan a reflexionar.Durante mucho tiempo, la literatura infantil estuvo orientada a inculcar valores o a dar instrucciones para crecer de cierto modo. Todavía se ofrece así en muchas editoriales, marcando cruces sobre los valores que implica un libro, como si hubiera un inspector moral, siendo que en verdad debería ofrecerse por el argumento, por sus recursos estéticos, estructura narrativa, originalidad, por su planteo, critica social, etc.
En el arca a las ocho, de Ulrich Hub, es un libro fabuloso. Fue editado por Norma en su colección Torre de papel roja.