Hay varias formas de abordar la literatura en la escuela primaria que me preocupan. Me preocupan porque dejan de lado el verdadero propósito de enseñar literatura en la escuela. Es como si leyéramos un problema matemático para sumar figuritas y terminamos discutiendo si está bien o mal que Juancito tenga tantas figuritas o cómo se fabrican las figuritas y nos terminamos olvidando de enseñar a leer un problema matemático y a resolverlo.
Aspectos:
1. Enseñar valores. Algunas editoriales traen en el catálogo una sección para mostrar qué valor se puede encontrar en el libro: solidaridad, sinceridad, responsabilidad... Según este punto, los docentes que somos mediadores deberíamos elegir los libros de acuerdo al valor que le queramos transmitir a nuestros alumnos. Aclaro que podemos trabajar Formación Ética y Ciudadana con distintos tipos de textos: noticias, folletos, ensayos. Si usamos la literatura al servicio de... no estaríamos enseñando literatura, estaríamos trabajando otra área. Recordemos que en la librería hay un sector voluminoso de libros de autoayuda o de espiritualidad y otro de literatura universal, entre otras clasificaciones.
2. Placer. Como muchas personas sufrieron el modo en el que le enseñaron literatura en su escuela primaria quieren hacer todo lo contrario porque "hay que formar lectores y estos lectores tienen que sentir placer con lo que leen". Es imposible, disculpen que les diga, pero es imposible que a todos los niños le guste el mismo libro. ¿Nunca les pasó recomendar un libro que les pareció maravilloso y que para esa persona no sea de su agrado? La apreciación del arte es subjetiva, cada cual hace su lectura y lo que nosotros consideramos placentero no necesariamente lo va a ser para otro. Uno recomienda, después lo que pasa con eso no lo puede manejar. Ahora bien, vamos a suponer que logramos que a todo el grado le guste ese libro. Genial. Pero ¿estamos enseñando literatura?
3. Comprensión. Tenemos que leer literatura porque "los niños no comprenden lo que leen". Y como la literatura tiene un lenguaje menos transparente y es un texto más amigable, va a fortalecer este aspecto. Entonces, algunos docentes luego de leer hacen preguntas como: ¿cuál es el personaje principal?, ¿cuáles son los personajes secundarios? , ¿qué quiso decir tal personaje?, ¿qué significa tal palabra? Preguntas de este tipo o similares podríamos hacer con cualquier texto y a aún así no estaríamos enseñando literatura. La comprensión es importante, de hecho para hacer análisis de medios debo comprender las noticias que leo, ahora por sí sola no es suficiente.
4. Pequeños escritores. Hay dos frases que suelen escucharse mucho: "para escribir bien hay que leer mucho", "de tanto leer va a escribir sin faltas de ortografía". Si fuera así, por todo lo que he leído debería ser una escritora de best seller. Pero lamentablemente no. Si bien son actividades que van asociadas, no necesariamente una cosa lleva a la otra. Además hay que trabajar ese link, hay que analizar las características de un género, analizar los recursos estéticos ofrecidos y saberlos usar en nuestras propias escrituras. A revisar un texto se enseña, no se va a lograr con la simple consigna de cambiar el final de la historia. Encima cambiar un final tiene su grado de complejidad porque se debe mantener la voz narrativa, el tiempo verbal, entender a los personajes, el conflicto, los distintos tipos de finales que puede haber en una obra, lograr que el final sea contundente pero que no termine de forma abrupta.
5. Ir a la biblioteca. Hay escuelas que tienen el espacio de biblioteca incluso con un horario para cada grado. Si ese momento sirve para fichar libros y llevarlos de paseo a casa no tiene sentido. Para que sea un espacio valioso, los niños deben tener el suficiente tiempo para hojear los libros, pedir recomendaciones, comentar los textos con otros. ¿Por qué elige un libro un niño o niña? ¿Cuál es el criterio? ¿Cómo elegimos nosotros mismos lo que leemos? En mi caso personal, suelo leer libros de algún autor o autora que conozco porque sé que me gusta su prosa o de alguna editorial específica porque sé que editan buen material. También suelo leer por recomendación de otros lectores, porque me interesa lo que dice la contratapa, porque leo artículos de especialistas sobre algunos libros, porque voy a librerías en las que hay libreros que realmente saben sobre lo que venden. Estos criterios se fueron construyendo a lo largo de mi vida, no surgieron de la nada. Por tanto, tenemos que guiar a que los chicos puedan crear sus propios criterios de selección.
6. Novelas históricas. Otra finalidad es enseñar historia a través de la literatura. No está mal elegir ese género si nos centramos en enseñar narrativa histórica. Para enseñar historia, hay textos de historia.
7. La literatura en un pedestal. Entiendo que a la literatura le costó gran trabajo ser aceptada como parte del contenido a enseñar porque antes era considerada una pérdida de tiempo. Pero no es superior a otra rama del arte. Por eso, sería bueno que no se le dé más entidad a un libro que a una película. Es como si lo escrito tuviera más peso. Entonces los niños pueden consumir cualquier cosa en la tele, pero ojo con lo que leen.
8. Cantidad vs calidad. La escuela debe ser un lugar que oferte muchas y diversas experiencias. Aun así, a veces hay que aceptar que no se puede trabajar todo a las apuradas. Se pueden leer diez cuentos y que no sea un trabajo significativo o tres y que sea de una gran riqueza. Hay seminarios o encuentros de lectura para leer una novela. Tampoco la cantidad de letras es un principio válido para elegir un libro. Podemos leer un libro álbum, un libro de poesías, un cómic y que sea una experiencia maravillosa. Con esto quiero decir que en nuestra planificación contemplemos darle suficiente tiempo a la enseñanza de literatura y el tiempo suficiente para cada obra que decidamos leer.
9. No ofrecer la voz del docente. La escuela es el lugar donde se lee de un modo distinto que en casa. Cuando uno está en su casa lee hasta la página o capítulo que se le antoja, tirado en la cama o sillón, en silencio. En la escuela se suele leer en voz alta -para controlar la lectura y atención del niño o niña- y hasta determinado capítulo para que vayamos todos a la par. La gran ventaja es la misma que tiene un cine. En el cine compartimos nuestras emociones con seres desconocidos, escuchamos su risa, vemos lagrimear a otros en la parte emotiva, comerse las uñas en el suspenso, comentar por lo bajo alguna cosita. En la escuela podemos lograr lo mismo. Por un momento, el docente presta su voz -que debe leer con la mejor interpretación actoral que le salga- y los alumnos se meten en el mundo propuesto y ríen, protestan, hacen sus comentarios y comparten todo lo espontáneo de una obra. Además ¿a quién no le gusta que le lean?
10. Los clásicos reversionados hasta en la sopa. Hay que leer a los clásicos porque forman parte de la cultura popular. Pero tampoco hay que abusar de ellos. Hay veces que los mismos pequeños dicen: "otra vez Caperucita" o "este cuento ya lo conozco". No puedo dar cifras pero la mayor parte de los manuales de cualquier grado vienen con un cuento maravilloso y una leyenda. De todas formas prefiero las reversiones que las adaptaciones infantilizadas de ciertos clásicos. Tienen toda la vida para leer la versión original de "La metamorfosis", de Franz Kafka, no vale la pena adaptarlo para que lo lean niños. Porque hay veces que aparece "La metamorfosis de Franz Kafka versión Pirulo" y empieza con "Había una vez un señor llamado... que se convirtió en... Finalmente volvió a la normalidad..." Y bueno leíste algo que se llama igual pero no leíste esa novela. Entonces hay personas que creen toda su vida que conocen la historia de Tarzán o de Robin Hood -las obras originales son magníficas- y la verdad que leyeron versiones lavadas de la original.
¿Y entonces, qué y cómo leemos en la escuela?
Continuará...
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