lunes, 3 de abril de 2017

¿A qué sabe la luna?, de Michael Grejniec

Este libro me lo recomendó una lectora del blog. Está buenísimo, y también que me haya pasado el dato. Así que este post va dedicado a ella. Debo decir que me gustó tanto el libro que se lo recomendé a una amiga que tenía que hacer un regalo. Fue una grata sorpresa enterarme de que a esos niños se lo leen frecuentemente antes de dormir. Qué bueno es acertar con un regalo y mucho más si se trata de un libro.



Hablando de leer antes de dormir, esta historia es ideal para ese momento porque trata sobre la luna. He escuchado, quizás ustedes también, que muchas veces se pensó a la luna poéticamente como un gran queso porque sus cráteres son parecidos a los ojos de un queso gruyere. Si la luna fuera de queso, sabríamos el sabor que tiene. Un sabor rico para todos a los que nos gusta el queso, incluídos ratones. Y si leemos un libro de ciencias nos encontraremos con que algunas partes de la luna se las denomina "mares" y en ese caso si fueran realmente mares, también sería salada. Pero es imposible saber qué gusto tiene porque es una forma de decir. Habría que preguntarle a Neil Amstrong, si realmente puso un pie allí y le dio una probadita. 

La cuestión es que unos animales querían saber a qué sabe la luna, si es dulce o salada pero nadie por su cuenta podía alcanzarla. Entonces, decidieron hacer una torre animal. Si tuvieron éxito o no, no se los voy a decir. Lo importante es la idea de cooperación que aparece y la retahíla (en la mención de los animales). Otra cosa interesante es lo que sucede con el pez.

El libro fue editado por Kalandraka. Claramente, es un libro para soñar. 




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