Adoradores de Robots es una novela de ciencia ficción post apocalíptica para niños de 10 años en adelante. Forma parte de un género literario que cuenta con grandes obras que fueron llevadas al cine pero que con el público infantil estaba un poco en deuda. Me refiero a que hay historias de ciencia ficción para niños, pero de este subgénero muy pocas, como la brillante película Wall-E a la que le dedico una reseña en otro post. Por suerte esta novela llena ese espacio. Nos transporta a un mundo de tierras agrietadas, falta de energía, donde los seres humanos estamos ante una situación límite que deja en evidencia lo que somos: seres imperfectos.
El libro de Bruno Bazerque cuenta la historia de Gris y Lili, dos adoradores de robots que se encuentran en un contexto adverso, donde a los robots les echan la culpa del mal que han hecho los humanos. Gris es un ex reparador de máquinas, un hombre solitario, desencantado del mundo, que se encuentra a Lili, una niña muy inteligente, fiel a sus convicciones, que va a iluminar la vida opaca de Gris. Y Toto es un robot muy tierno, dan ganas de tener uno en casa.
La novela tiene tres puntos fuertes. Uno es que te genera todo el tiempo la sensación de querer saber qué pasa. Ya en el final del primer capítulo hay una escena que no te esperás. Recibís un palazo en la cabeza (quienes lo lean me entenderán). Por otra parte, los personajes están muy bien desarrollados. Vale la pena remarcar la entrañable personalidad del robot. ¡Cómo no adorarlo! Eso es precisamente lo que espero en la ciencia ficción. Quiero leer una ciencia ficción en donde haya una crítica social al estilo Bradbury con Crónicas Marcianas, por las especulaciones científicas y lo que produce en el hombre, no para que haya solamente efectos especiales. El otro punto fuerte de la novela está a cargo del ilustrador, Julio Real. Agradezco que se editen libros tan bien ilustrados y también por el pequeño toque retro en un mundo del futuro que nos hace piantar un lagrimón.
El libro fue editado por Uranito para la colección Mil mundos.
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