domingo, 24 de noviembre de 2019

Piratas pirateados, de Bruno Bazerque

Las historias de piratas siempre han encantado al público infantil y juvenil. ¿Por qué? Se me ocurre pensar que la fórmula del éxito está compuesta por: héroes y villanos no tan bien definidos, peleas, un tesoro, una dama para rescatar, un asistente un poco torpe y un loro parlanchín. Todos los condimentos de las historias clásicas. Y por si fuera poco, los piratas suelen ser personajes con  una belleza exótica, grotescos, poco refinados que, a pesar de no tener cabellos dorados, una mandíbula angulosa y perfectos dientes, conquistan los corazones de los personajes femeninos. Ahora bien, hasta aquí he dicho por qué gustan las historias de piratas. Vamos a ver por qué leer "Piratas pirateados", de Bruno Bazerque.

El libro "Piratas pirateados" contiene tres cuentos en los que confluyen dos cosas: los protagonistas son piratas y los estafadores son estafados. 


En el primer cuento: "Piratas en el espacio", los piratas abandonan la modernidad para entrar en un escenario futurista. El loro parlanchín es un robot. Del pirata de pata de palo pasamos al pirata cyborg. Si los mares eran difíciles de descifrar, mucho más es el Espacio. 

En el segundo cuento "Canto de sirena", el pirata es estafado por su propia tripulación que, así como es sometida por la brutalidad de su jefe, se aprovecha de esta para darle su merecido.

Y el tercer cuento "El mundial de piratería" hace honor a aquellas mujeres que por mucho tiempo no fueron consideradas dentro del mundo de la piratería, si bien existieron mujeres piratas muy temibles. 

Las historias están narradas con humor y contienen algunas canciones de piratas. Retoma la esencia de las historias de piratas y le aporta desafíos nuevos para estos personajes prototípicos. El libro fue ilustrado por Pablo Elías, quien realizó unos personajes muy expresivos y eligió una gama de colores muy atractiva. También los dibujos tienen detalles interesantes para buscar y disfrutar.

El libro fue editado por Edelvives en la colección Ala Delta Roja, para primeros lectores. 

sábado, 23 de noviembre de 2019

La Rosa del Río, de Laura Ávila

Una novela histórica de Laura Ávila relanzada por Loqueleo.


Anselmo, un niño de clase alta, despierta una mañana con la casa vacía, sin adultos. Solo se encuentra con su hermano, que amaneció muy enfermo. ¿Por qué en la casa de Anselmo no está su padre ni su negra? Porque es 1806 y los ingleses tomaron Buenos Aires. Por eso, a Anselmo no le quedará otra alternativa que buscar la manera de salvar a su hermano de la grave enfermedad que lo aqueja. Y para eso tiene que entrar en lugares desconocidos, bordear el peligro, embarrarse la ropa. 

En el trayecto de esta aventura a contrarreloj, el niño con certificado de pureza en la sangre, se encuentra con otros personajes, miembros de la plebe, que van a ayudarlo. Cada uno de ellos aporta su conocimiento y Anselmo aprende. Aprende también que hay otros miembros de la sociedad que antes no conocía, que tienen sus propios problemas, otra forma de vida. Las circunstancias históricas pueden unir a clases sociales, como lo fue la lucha contra las invasiones inglesas. Sin embargo, esto no elimina las diferencias. Tampoco una Buenos Aires liberada de los ingleses, libera a todos de sus opresores.

Esta novela me gusta porque tiene un contenido histórico y social muy fuerte, que es pensar esa sociedad desigual, en un contexto histórico particular. Y además porque es entretenida, uno quiere saber qué le va a suceder a los personajes. Asimismo, los personajes se debaten algunas contradicciones internas, se asombran, muestran sus fortalezas y debilidades.

Considero que es una novela para detenerse en algunas escenas, debatir sobre los personajes, sobre las desigualdades sociales, los prejuicios. Ese es su fuerte.

Dictado a la maestra

El dictado a la maestra para escribir historias colectivas es una situación de enseñanza que requiere de mucha, muchísima paciencia. Es realmente difícil sostener esta actividad porque lleva varias clases y, fundamentalmente, porque los niños/as tienen que ponerse de acuerdo y aprender a escucharse entre ellos. Más allá de esto, es una actividad imprescindible para enseñar a escribir. Les cuento mis experiencias.

En dos 5tos grados (C y D) decidimos participar de un concurso y crear un cuento de terror de forma colectiva. Lo primero que hicieron los alumnos fue leer muchas historias del subgénero:
  • Ojos amarillos, de Ricardo Mariño (Novela corta)
  • La casa maldita, de Ricardo Mariño (Novela corta) Esta novela tiene algo de ciencia ficción.
  • La puerta abierta, de Margaret Oliphant. (Novela- Un clásico)
  • La ventana abierta, de Saki. (Cuento)
  • El hombre sin cabeza, de Ricardo Mariño. (Cuento)
  • La casa encantada, versión de Mario Méndez. (Cuento)
  • El progreso, de Bruno Bazerque (Cuento)
  • Los muyins, de Elsa Bornemann. (Cuento)
  • El loco de la patada, de Elsa Bornemann (Cuento)
  • Las manos, de Elsa Bornemann (Cuento)
  • La pata de mono, de W.W. Jacobs.
En el aula se encontraba a disposición:
  • Queridos monstruos, de Elsa Bornemann
  • Socorro diez, de Elsa Bornemann
  • La noche de los muertos, de Ricardo Mariño

Una vez leído y trabajado todo esto en profundidad, en la primera clase de escritura los alumnos escribieron: 
  • Una lista de temas, personajes, escenarios del subgénero.
  • Un listado de adjetivos que no suelen utilizar habitualmente como- escalofriante, inhóspito, terrorífico, penetrante, etcétera- 
  • Y un esquema de planificación de la historia - situación inicial, conflicto y resolución-.
En la segunda clase, los alumnos debatieron sobre la persona narrativa más conveniente para el tipo de historia que querían contar y sobre el tiempo de la narración. Un grupo optó por la primera persona porque al ser una historia zombis, pensaron que daría más miedo si el protagonista contaba su ataque. Otro grupo creó un monstruo, y mezcló el subgénero terror con policial, así que se decidió  por la tercera persona. Luego de este debate necesario escribimos la introducción. Mi primera regla fue: "prohibido usar el 'había una vez'. Busquemos otra forma de iniciar la historia".

Cuando los alumnos me dictaban no pregunté cuestiones ortográficas como: "¿Con qué se escribe esta palabra?" porque decidí detenerme en la coherencia del texto. No se puede trabajar todo, hay que hacer un recorte

Es importante releer en voz alta  constantemente para que reflexionen sobre lo escrito, para que puedan identificar el problema y analizar la posible resolución. También interpelar a todos los alumnos, para que no dicten siempre los mismos.

Después continuamos con la historia en varias clases más. Y la verdad que puedo decir que quedaron dos cuentos muy buenos.

Otro proceso de escritura colectiva fueron dos poemas. Luego de haber leído bastantes poesías de distinto tipo y trabajado con recursos poéticos, elegimos un tema para escribir y los alumnos me dictaron verso a verso. Los recursos poéticos estaban a la vista para que fueran utilizados. 


En otros 5tos (A y B), estamos en proceso de escritura de cuentos de ciencia ficción. El mismo procedimiento, distinto tema y palabras.

Leímos las siguientes historias:

  • La maestra, de Victoria Bayona (Novela)
  • El N°5, de Franco Vaccarini (Novela)
  • Adoradores de robots, de Bruno Bazerque (Novela)
  • Son tumikes, de Sebastián Vargas (Novela)
  • Marionetas S.A, de Ray Bradbury (Cuento)
  • El hombre que mira, de Esteban Valentino (Cuento)
  • El artefacto, de Moebius (Historieta).


En la biblioteca del aula están a disposición otros libros de ciencia ficción:

  • Visiones del futuro, de Darío Levin.
  • Un paseo por Carmajali, de Eduardo Abel Giménez.
  • 57 días a Neptuno, de David Rodríguez. (Cuentos)
  • Lluvia de esqueletos, de Germán Cáceres.
  • Cinder, de Marissa Meyer. (Saga)
  • Max Hell, de Guillermo Hohn y Pablo Tambuscio. (Historieta)
  • Lo único del mundo, Ricardo Mariño.

Además de las discusiones sobre la persona narrativa, también surgieron otros debates acerca de la verosimilitud. Los alumnos dijeron frases como: "no es creíble", "el niño no puede hacer eso, no tiene sentido". Es interesante que piensen que por más que sea ficción, no vale todo. Los elementos tienen que tener sustento dentro de la historia y tienen que ser mencionados por alguna razón.

Otra cosa espectacular que surgió fue que tomaron como modelo otras historias. También que digan cosas como "esto es una aposición", "tiene que estar en plural el verbo porque el sustantivo está en plural". O le falta un punto o una coma. Asimismo que pensemos formas de reemplazar el "dijo, dijo y dijo" por otros verbos. Es decir, que lleven lo aprendido en actividades de reflexiones del lenguaje.

Bueno, he nombrado muchos aspectos positivos que justifican el agobiante trabajo con niños y niñas que gritan, con la mano levantada, eso sí, para imponer su idea. Así que podemos concluir que vale la pena el dictado al maestro.

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