Vamos a recordar un clásico, una novela de Elsa Bornemann que ha maravillado a varias generaciones. Este es el típico libro que todo padre, madre, tío, tía, tutor o encargado (como se dice en el colegio) debe compartir con el niño o niña y decirle: "leete este que yo lo leí a tu edad y me encantó" o "te voy a leer este libro que me gustó mucho cuando era chico". Es un libro como la receta de la abuela/o. Nadie le dice que no a las especialidades de la abuela/o. Y estoy practicamente segura de que ningún niño o niña a los que les guste la aventura y mundos mágicos pueden negarse ante tan fascinante historia. Porque es cierto que, a veces, sucede que los chicos desprecian nuestros gustos de la infancia como: "¿este grupo de música te gustaba?" clavándonos una daga en el corazón. No solo por la crítica estética y, seguramente, razonable, porque nos hacen sentir viejos, sin nada para aportar a las futuras generaciones, fuera de moda, out. Pero los clásicos son clásicos precisamente porque no tienen caducidad. Y es ahí cuando esta novela de Elsa Bornemann nos da una mano. "Tenías razón, en tu época también había buena literatura", "Mirá vos, vos también soñaste con un mundo mágico, también fuiste niño/a".
Si todavía no saben de qué se trata esta novela, a modo de simple resumen podemos decir que Aldana, una niña muy valiente, ha sido seleccionada por un mago para llevar a cabo una misión sumamente importante, a la que asiste en el lomo de un dragón, luego convertidos en zapatos tipo GPS. Hay un código que descifrar para llegar a la torre del rey loco. Durante todo el trayecto, Aldana se encontrará con los hijos de Jeremías, que son super atípicos. Mis preferidos: el hombre que se infla como un globo cuando se enoja y el que debe llevar paraguas todo el tiempo (¡pobre hombre!).
La novela está muy bien escrita, realmente te inserta en la aventura. Si hay algo que no me termina de convencer es que haya un mensaje muy marcado sobre la protección de la naturaleza. No es porque esté en contra de eso, por favor, no quiero que venga Greenpeace a quejarse. Simplemente que me gusta que algunas cosas las reponga el lector por sí mismo.
Una linda novela para compartir en familia, entre docentes y alumnos. Ayudemos a Aldana a compartir su historia, a compartir los escritos de Elsa y a nosotros mismos a compartir nuestros recuerdos de infancia.