Un clásico del terror. Margaret Oliphant compone una pieza magnífica con los elementos propios del subgénero. Una familia alquila una casa para vivir un par de años, una casa amplia, con ruinas, huellas de una historia desconocida. La figura paterna se ausenta y los problemas se presentan. Algo sucede en aquella casa. Alguien está ahí, grita, llora desconsoladamente. Se hace presente así, mediante pedidos de auxilio.
El hombre de la familia regresa a la casa para ver qué sucede, por qué la vida de su hijo se esfuma. La ciencia y la religión aparecen en personajes característicos (el doctor, el sacerdote, los pueblerinos de poca instrucción) para balancear el escepticismo y la creencia en la existencia de almas en pena, espíritus vagabundos. ¿Será una leyenda urbana o será cierto? ¿Hay un alma en pena (la del niño) o dos (la del niño y del fantasma)?
Una novela para niños más grandes, con unas ilustraciones muy potentes, que acompañan bien este tipo de historias.
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