Christine Nöstlinger publicó este libro en 1975, es decir, hace 43 años. Se conserva mejor que algunos libros recién publicados. ¿Por qué? Porque tiene una muy buena caracterización de los personajes que, por cierto, son bastante particulares. Y aborda un tema de actualidad.
La señora Berti Bartolotti recibe por correspondencia una lata de conservas que contiene a Konrad, un niño de siete años. Este niño fue elaborado por una empresa. Por eso, es rubio y de ojos celestes, muy educado y obediente. Además es excelente en todas las materias de la escuela, incluso en educación física. La señora Bartolotti no recuerda haberlo pedido pero lo adopta igual. ¿Quién no puede querer a un niño así? El gran problema es que la señora Bartolotti es un desastre de persona y aunque lo quisiera no sería la más adecuada para tener un niño así. No es una mujer de traje gris y nariz respingada, que sabe de buenos modales y de lo que necesita un niño de siete años. Todo lo contrario.
Con mucho humor y sencillez la escritora austríaca hace una crítica social sobre cómo conciben las infancias los adultos, qué es ser un niño bueno, qué es lo más importante para la crianza de un niño/a. Y sobre todo el sistema de adopción, de acceso a la paternidad y maternidad. Temas que siguen en debate, que tienen actualidad.
La edición que leí pertenece a Loqueleo de Santillana.
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