Encontré esta joya en una librería que vende libros usados. La tapa no llama la atención, sí la contratapa. La decisión de llevarme "Charcos en el camino", de Alan Parker, fue a partir de una conversación con el librero. Es abismal la diferencia entre una librería que tiene un librero y una que tiene vendedores. Los libreros leen lo que venden, los otros solo pasan el código de barras para decirte el precio de un libro o escriben el título en la computadora para saber si hay stock. Daría lo mismo si venden ropa, caramelos, artículos de bazar. No hay diferencia. En cambio, el librero puede orientarte sobre tus gustos, contarte alguna particularidad de una historia o explayarse sobre un autor.
"Charcos en el camino" es una novela que cuenta la historia de una familia londinense que debe tomar difíciles decisiones debido a los bombardeos aéreos de la Segunda Guerra Mundial. Al principio de la trama, uno tiene una sensación de angustia o nervios porque teme por la vida de los personajes: una madre y sus cinco hijos. Cuando algunos chicos son enviados al campo para refugiarse de los ataques y disfrutan de ese nuevo escenario lleno de naturaleza y tranquilidad, resulta para el lector una bocanada de aire fresco.
La novela está tan bien narrada que uno la lee de un tirón. Los personajes están bien delineados, las descripciones son maravillosas. Todo es muy cinematográfico, como su autor que es un conocido y destacado director y productor de cine.
El libro que leí fue publicado por SM en la colección El Barco de Vapor. Va muy bien para chicos de 12 años en adelante. Y puede leerse también junto a "Cuando Hitler robó el conejo rosa", de Judith Kerr.
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