Anselmo, un niño de clase alta, despierta una mañana con la casa vacía, sin adultos. Solo se encuentra con su hermano, que amaneció muy enfermo. ¿Por qué en la casa de Anselmo no está su padre ni su negra? Porque es 1806 y los ingleses tomaron Buenos Aires. Por eso, a Anselmo no le quedará otra alternativa que buscar la manera de salvar a su hermano de la grave enfermedad que lo aqueja. Y para eso tiene que entrar en lugares desconocidos, bordear el peligro, embarrarse la ropa.
En el trayecto de esta aventura a contrarreloj, el niño con certificado de pureza en la sangre, se encuentra con otros personajes, miembros de la plebe, que van a ayudarlo. Cada uno de ellos aporta su conocimiento y Anselmo aprende. Aprende también que hay otros miembros de la sociedad que antes no conocía, que tienen sus propios problemas, otra forma de vida. Las circunstancias históricas pueden unir a clases sociales, como lo fue la lucha contra las invasiones inglesas. Sin embargo, esto no elimina las diferencias. Tampoco una Buenos Aires liberada de los ingleses, libera a todos de sus opresores.
Esta novela me gusta porque tiene un contenido histórico y social muy fuerte, que es pensar esa sociedad desigual, en un contexto histórico particular. Y además porque es entretenida, uno quiere saber qué le va a suceder a los personajes. Asimismo, los personajes se debaten algunas contradicciones internas, se asombran, muestran sus fortalezas y debilidades.
Considero que es una novela para detenerse en algunas escenas, debatir sobre los personajes, sobre las desigualdades sociales, los prejuicios. Ese es su fuerte.
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