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viernes, 26 de enero de 2018

Canción decidida, de David Wapner

Antes de leer "Canción decidida", de David Wapner, se le puede preguntar a los chicos sobre diferencias y similitudes entre canciones y poesías. Seguramente, muchos harán mención a la rima porque están acostumbrados a leer y escuchar poemas con rimas. Es más, muchos cuando empiezan a escribir poesía utilizan diminutivos que les faciliten el trabajo. Y es lógico, cuando se empieza a escribir, se trata de imitar las estructuras conocidas. Por otra parte, no hay que dejar de tener en cuenta que el vocabulario activo está en desarrollo.

Volvamos a la canción de David Wapner. Es una canción que te cautiva, que te contagia la felicidad que tiene el personaje que quiere salir a los gritos a celebrar la vida. O por lo menos a mí me produce este efecto. Y me hace pensar en cuántas veces algunos adultos, por temor a las miradas desconcertantes, medimos las emociones en la calle como cantar, saltar de la alegría o gritar si se está contento por algo. 


Aquí la canción, antes de que continúe:

Canción decidida

Todos los días
apenas salga el sol
saldré a la calle
a gritarle al mundo
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.
Aunque creo más prudente
dejar pasar unas horas:
saldré a las diez de la mañana
cuando todo el mundo está despierto
y va de un lado a otro
por aquella calle
a la cual saldré
y gritaré al mundo
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.
Quizás convenga más
salir después del almuerzo
cuando la gente tiene
sus barrigas llenas
y está más predispuesta
a oírme gritar
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.
En realidad esperaré hasta la tarde
cuando el sol está más bajo
y no afecta la digestión
de las multitudes
que pasean por la calle
en la cual estaré yo
diciendo con todo mi pecho
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.
Ni de día ni de tarde:
no hay nada mejor que la noche
para salir a la calle
y susurrarle
a cada peatón
mientras regresa de su trabajo
y piensa en una rica cena
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.
Pero yo optaré por la madrugada
cuando no hay un alma en la calle,
todo el mundo duerme:
yo también duermo,
así que
mejor me quedo en la cama
y sueño
que soy feliz
que la vida es bella
y que en su homenaje
me pondré a bailar.

Luego de leer esta canción, con un coro en el estribillo, se me ocurrió preguntarles a los niños si finalmente pudo transmitir el mensaje (sin hacer referencia específica de quién estaba hablando). La respuesta fue que no porque el personaje se quedó en su casa a dormir. Pero que a través de la canción, sí. Porque todos nosotros, los lectores, sabemos que (¿el autor?) es feliz. Es muy común que los niños en cuentos y novelas no puedan diferenciar narrador y autor. Eso está claro. No obstante, en este caso, es interesante lo que han pensado. Es una poesía que narra una historia y en esa historia no se concreta el deseo del protagonista. Pero ¿la poesía no expresa el sentimiento del autor? ¿Y si en vez de gritarlo a los cuatro vientos, escribió una canción?
Después surgieron otras reflexiones como "si uno es feliz no necesita decirlo, es feliz y punto", "a mí me gusta contar cuando estoy feliz, no sé si a todo el mundo..."

Luego, pensamos en todos los sentimientos que podía transmitir una poesía. Y se abrió el debate sobre si puede un poema provocar enojo. Algunos pensaron que las poesías solo existen para dejarte en un estado de belleza y que no se escriben para provocar sentimientos como el enojo. "Pero ¿si es una poesía de amor y la lee tu ex?", planteó uno. 

Sensaciones, reflexiones, de todo un poco nos dejó esta canción. Una canción decidida y maravillosa.

jueves, 25 de enero de 2018

Mundo al revés

Dos canciones cuentan cómo sería un mundo al revés, según sus creadores: "El reino del revés", de María Elena Walsh y "Érase una vez", de José Agustín Goytisolo. En el caso de Goytisolo su poesía fue musicalizada por Paco Ibáñez. Personalmente, prefiero la versión de Luis Pescetti.

Aquí las letras:

Érase una vez (o el lobito bueno)

Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.

Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.

Todas estas cosas
había una vez,
cuando yo soñaba
un mundo al revés.

El reino del revés

Me dijeron que en el Reino del Revés
nada el pájaro y vuela el pez,
que los gatos no hacen miau y dicen yes
porque estudian mucho inglés.

Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés
Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés.

Me dijeron que en el reino del revés
nadie baila con los pies,
que un ladrón es vigilante y otro es juez
y que dos y dos son tres.

Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés
Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés.

Me dijeron que en el reino del revés
cabe un oso en una nuez
que usan barbas y bigotes los bebés
y que un año dura un mes.

Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés
Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés.

Me dijeron que en el reino del revés
hay un perro pekinés
que se cae para arriba y una vez
no pudo bajar después.

Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés
Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés.

Me dijeron que en el reino del revés
un señor llamado Andrés
tiene 1.530 chimpancés
que si miras no los ves.

Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés
Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés.

Me dijeron que en el reino del revés
una araña y un ciempiés
van montados al palacio del Marqués
en caballos de ajedrez.

Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés
Vamos a ver cómo es
El Reino del Revés.

En la letra de Goytisolo, los personajes prototípicos de los cuentos de hadas asumen otro rol. De hecho, hay dos versos que tienen dos formas de introducir la narración en los cuentos tradicionales: "érase una vez" y "había una vez". Hay versiones de estos cuentos que  juegan como lo hace el autor español, lo que nos permite hacer un trabajo interesante con ello. Por un lado, podemos preguntarles a los niños cómo suelen ser los personajes de esos cuentos, lo que nos lleva a desarrollar una descripción, y leer versiones en donde exista esa ruptura. Y en esos casos preguntar: ¿qué efecto trata de producir ese cambio?, ¿quiere provocar risa?, ¿por qué nos interesa saber otra versión de los hechos?, ¿siempre hay otra versión de los hechos?


La canción de María Elena Walsh se centra en lo absurdo. No obstante, hay cambios de roles como "que un ladrón es vigilante y otro es juez", lo que podría verse como una crítica social. A diferencia de Goytisolo, su mundo al revés no está planteado como un sueño. Es un Reino que tiene ciertas particularidades como puede tener cualquier mundo maravilloso.

Sobre esto se puede consultar a los niño acerca de cuál es su parte favorita de la canción. Un alumno me contestó que le gustaba la idea de que un oso quepa en una cáscara de nuez. De hecho, lo dibujó al oso durmiendo dentro de media cáscara (sin haber visto la tapa del libro). También les pregunté a los niños acerca de cómo se imaginan su mundo al revés. La primera respuesta fue: "en la escuela se juega y no se hace tarea ni se estudia". Luego, aparecieron otras cosas como caminar con las manos, etc. Lo interesante de estas canciones es que permiten jugar con palabras, oposiciones, imágenes. Y por sobre todas las cosas, plantearse la posibilidad de imaginar un mundo distinto.

martes, 23 de enero de 2018

¿Yo y mi gato?, de Satoshi Kitamura

Un recurso muy utilizado en la ficción es que una persona intercambie su cuerpo con otra o con otro ser vivo, lo que le permite ponerse literalmente en sus zapatos o en sus patas (siempre y cuando las tenga). En ¿Yo y mi gato?, de Satoshi Kitamura, un niño vive en el cuerpo de su gato y su gato vive en el cuerpo de su dueño. ¿Las razones? Una bruja lanza un hechizo para producir el efecto. Las primeras sensaciones que presentan los protagonistas de estos intercambios son las mismas en todos los casos: el extrañamiento que produce encontrarse en otro cuerpo y la dificultad de interactuar con otros. Porque, si todos te ven como un gato, todos esperan que hagas miau. El libro plantea estos problemas con un tono humorístico.

En este cuento, algo sobrenatural rompe con la lógica establecida, lo que tiene una explicación desde el principio, por eso no desconcierta al lector. Una explicación que se refuerza al final. Asimismo, la cantidad de ilustraciones de estilo japonés, ojos grandes, gestualidad muy expresiva, facilitan la comprensión de la historia. Por tal razón, considero que el libro es ideal para empezar a ver este tipo de narraciones que permiten a los pequeños lectores introducirse en el mundo de los fenómenos extraños, en relatos donde la identidad aparece como una preocupación (gran temática de la literatura universal).

 Además, lo interesante de este libro son todas las reflexiones que se pueden hacer. ¿La vida del gato es mejor porque no tiene que ir a la escuela?, ¿es mejor una vida sin responsabilidades?, ¿qué tengo en común y qué de distinto con otro ser vivo?, ¿qué me gusta de mi vida y de la vida del otro ser?, ¿y qué no me gusta? ¿puedo comprender cómo vive mi gato si mi cabeza sigue pensando como un ser humano?, ¿qué habrá sentido el gato al vivir con el cuerpo de un niño?, ¿habrá tenido el mismo desconcierto?, ¿podemos comprender a otra persona y a otro ser vivo?, ¿de qué manera?, ¿hace falta intercambiar cuerpos?, ¿qué pasaría si el hechizo durara por siempre?, ¿cambiará la relación que tiene el niño con la mascota a partir de lo sucedido?, ¿qué sucedería si intercambio con mi mascota? Como podrán ver, el libro permite realizar muchas preguntas, más allá de las típicas preguntas de comprensión e interpretación. Así que hay mucho ovillo para desenredar y con el que tejer.

sábado, 13 de enero de 2018

Historias a Fernández, de Ema Wolf

Historias a Fernández es uno de los mejores libros de Ema Wolf. ¿De qué se trata? Fernández es un gato, que como todo gato, deambula por los techos.  Sin embargo, Fernández es más temerario que otros gatos, duerme al borde de la cornisa, con el peligro que eso conlleva. Porque... ¿qué pasa si se quiere dar vuelta?, ¿y si tiene una pesadilla?, ¿si Fernández es sonámbulo? No sabemos por qué, lo cierto es que Fernández cae como una fruta madura de un árbol, al parecer, sin tiempo para reaccionar. Como todo gato, tendría que tener siete vidas, pero quizás sea solo un decir. Incluso suponiendo que esto sea cierto, tampoco evitaría que entre en coma. Por eso, la dueña del gato, una niña, debe contarle historias para que no se duerma, porque según el saber popular y no el de los expertos, cuando alguien tiene una contusión en la cabeza no hay que dejar que cierre los ojos. Como Sherezade de Las mil y una noches, la vida depende de una buena historia.

Y como la vida depende de una buena historia, quien narra tiene sobre su espalda la responsabilidad de contar historias entretenidas, que sostengan el interés de quién escucha. Por eso, la niña narradora va a reflexionar sobre sus historias, a medida que las cuenta, como digresiones en su relato.  Los cuentos son divertidos, aunque la narradora dude de ello. No sé si para Fernández, supongo que sí. Estoy segura de que lo son para los lectores.


Lo más hermoso que me dejó el libro fue cuando, en una merienda literaria, un alumno contó que había leído este libro. Contaba y se reía de las partes que recordaba. Es genial que alguien que haya disfrutado de la lectura de un libro lo pueda transmitir de esa manera. No sé si podré transmitirles mis sensaciones sobre este libro tan bien como él lo ha hecho. Yo hago mi aporte en este post. Él hizo el suyo con sus compañeros y seguramente lo seguirá haciendo porque es un buen lector.

viernes, 12 de enero de 2018

Coco, película animada (2017)

Miguel es un niño mexicano que integra una familia en la que está prohibido tocar música. La razón de ese impedimento está basada en que su tatarabuelo fue músico y por salir de gira, abandonó a su esposa y a su pequeña hija Coco. Para los Rivera, la familia es lo más importante, por eso todos trabajan en un negocio familiar y evitan la tentación de hacer música, como si la música se tratara de un canto de sirena que arrastra a las personas hacia las profundidades del egoísmo.

A Miguel le encanta la música, admira al guitarrista Ernesto de la Cruz, ídolo popular. El día de los muertos y, a pesar de las reglas familiares, Miguelito tiene la posibilidad de presentarse en un show de talentos. Pero ser músico en una familia donde el pasado no ha sido resuelto, lo lleva a atravesar una serie de complicaciones, tanto en la tierra de los vivos como de los muertos.


La película tiene unos dibujos excelentes, destacándose el personaje de Coco, tan entrañable. La paleta de colores es acorde a lo que es la cultura mexicana, viva, llena de pasión. 

Creo que además de la forma de contar la historia y su estética, cabe rescatar lo magnífico que es que Disney y Pixar hayan hecho una película que muestra la cultura mexicana, sobre todos en estos tiempos.

miércoles, 10 de enero de 2018

Preguntas

Antiguamente, la escuela era un lugar donde todas las preguntas tenían respuestas. Los maestros elaboraban preguntas que los chicos no se habían hecho y les daban las respuestas, para después hacer la pregunta y obtener aquella respuesta memorizada. Eso significaba que los alumnos habían aprendido.

¿Y las preguntas que suelen hacer los chicos?, ¿y aprender a formular preguntas? ¿Y las preguntas que tienen varias respuestas?, ¿y las preguntas que no tienen respuesta? ¿Y las preguntas poéticas?

Mi propuesta para tercer grado fue leer lo siguiente:

En primer lugar, el libro Las preguntas, de Pablo Neruda que pertenece a la colección Los morochitos de Ediciones Colihue. Es un pequeño libro de bolsillo con una selección de algunas de las tantas preguntas que ha formulado Pablo Neruda.


 Luego, leí:

Canción de las preguntas, de José Sebastián Tallón

¿Por qué no puedo acordarme
del instante en que me duermo?
¿Por qué nadie puede estar
sin pensar nada un momento?

¿Por qué, si no sé qué dice
la música, la comprendo?
¿Quién vio crecer una planta?
¿A qué altura empieza el cielo?

¿Por qué a veces necesito
recordar algo y no puedo,
y después, cuando me olvido
que lo olvidé, lo recuerdo?

De qué color es la luna
¿Por qué no hay ángeles negros?
¿Por qué no puedo correr
cuando me corren en sueños?

¿Por qué hay gallinas que cantan
como los gallos? ¿Y es cierto
que hay relojes que se paran
cuando mueren sus dueños?

Y el pelo, ¿cómo nos crece?
¿por cuál de sus dos extremos?
Y los peces, cuando duermen,
¿tienen los ojos abiertos?

¿Por qué decimos con jota
mojca, rajgo, mujgo, frejco?
Y el gato, ¿sabe que es él
cuando se ve en el espejo?

¿Y sabe alguien en dónde,
y cómo y cuándo, vivieron
los treinta y dos abuelitos
de sus ocho bisabuelos?

¿Y podrá decir, quien pueda,
contestar a todo esto,
por qué en los días de lluvia
me siento un poco más bueno,

y lo que piensan las vacas
que rumian en el silencio
del atardecer, echadas
y tristes, mirando lejos?

Fue interesante ver cómo algunos niños intentaban responder las preguntas. ¿Será que el dispositivo escuela de responder lo que el maestro pregunta todavía está muy vigente?, ¿será que los seres humanos tratamos de dar respuesta a toda pregunta que se nos presenta?

Para finalizar la actividad del día, les pedí que pensaran sus propias preguntas.

Aquí comparto algunas de ellas:

¿Por qué existe el pasado y el futuro y no es todo presente?
¿Por qué no existen las ilusiones?
¿Por qué tenemos pensamientos buenos y malos?
¿Cómo nacieron las palabras?
¿Por qué hay muchos idiomas diferentes?
¿Por qué me hablo a mí mismo?

Yo me pregunto y les pregunto: ¿por qué muchas veces molestan las preguntas poéticas, filosóficas que tienen los niños?

lunes, 8 de enero de 2018

Pesca de palabras

Muchos creen que cuando los niños llegan a la escuela, su principal deseo es aprender a leer y escribir para poder ampliar sus horizontes, integrarse a la comunidad. Y no están equivocados. Es así. Sin embargo, el proceso de alfabetización inicial es costoso, requiere mucho de quien va a ser alfabetizado y hay veces que los alumnos, por razones de la vida, se encuentran atravesando  problemas que hacen que esta ardua tarea parezca imposible. Es ahí cuando la maestra tiene que buscar estrategias para enseñar, acompañar y contener al niño. 

Un alumno me decía: "soy malísimo", "no puedo", "leelo vos". Entonces, le propuse un juego que le gustó mucho: la pesca de palabras. Es básicamente una versión del Pesca Magic alfabetizadora. 



Para confeccionar el juego se necesita: cartulinas de colores, un palito, hilo, clips de metal y un imán (se puede sacar de la heladera, de alguna rotisería)

El niño pesca y lee la palabra. Tan simple como eso. Los peces son de distintos colores y cada color representa una dificultad. Por ejemplo, leer CAMINO es mucho más sencillo que leer MOSQUITO. 

El niño que decía "soy malísimo" pudo leer todas las palabras. Lo mejor del juego es que ganar se trata de ganar confianza.