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sábado, 9 de abril de 2016

Pobre lobo (cuento), de Ema Wolf

Para trabajar con los chicos distintas versiones de cuentos tradicionales.

Pobre Lobo se basa en el cuento Caperucita Roja y, como su título lo indica, toma otra perspectiva de la historia. Caperucita le dice al lobo tantas cosas sobre su aspecto físico, que hace que el lobo se vaya deprimido. 

En el comienzo, la autora reconoce que dialoga con el texto clásico de Caperucita Roja. Ante la llegada de Caperucita a la casa de la abuela, expresa: "Por supuesto, adentro estaba el lobo". Ese "por supuesto" marca algo que es evidente. Es evidente que allí esté el lobo porque en el cuento tradicional pasa eso. Inmediatamente después, para demostrarnos que es otra versión, utiliza palabras propias de nuestro contexto como "nena", "fresquete".

El diálogo entre Caperucita y el lobo tiene similitudes y diferencias con la versión tradicional. En la primera línea de diálogo se establece la diferencia para remarcar la idea de que no es el cuento tradicional popularizado por Perrault. Luego, para hacernos recordar que se basa en un texto conocido, en algunas ocasiones Caperucita señala un aspecto, como por ejemplo el de las orejas grandes, y el lobo contesta lo típico, que es para escuchar mejor. Nuevamente, para marcar una diferencia, Caperucita le contesta que las personas escuchan bien con orejas normales.

Las intervenciones del narrador anticipan que al lobo le afectan los comentarios. Y a medida que se va desarrollando la historia, Caperucita se pone cada vez más insistente, prácticamente deja al lobo sin palabras.

En este cuento, Caperucita es víctima del lobo y a la vez, el lobo es víctima de las ofensas de Caperucita. No sabemos si Caperucita le marca los defectos a la abuela o dice lo que dice porque sabe que es el lobo. Cosas como estas pueden estimular la discusión con los niños.

El cuento se encuentra en el libro Filotea que fue publicado por Alfaguara en el año 2001.

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