El lobo fue a la casa de los cerditos a pedir una taza de azúcar para hacer una torta de cumpleaños para su querida abuelita. Y como estaba un poco resfriado estornudó. La culpa fue de los cerditos que se hicieron la casa de paja y de madera. Si volaba un fuerte viento, también se les habría desmoronado la casa. ¿O no? Estornudar, según dice la RAE, es arrojar con violencia aire de los pulmones por la espiración involuntaria y repentina. INVOLUNTARIA. Es decir, algo no voluntario, sin decisión.
Esta versión es interesante porque es la historia clásica de los tres chanchitos desde la perspectiva del lobo. Uno puede creerle o no lo que relata, pero es escuchar, como dicen, "las dos campanas". Yo no le creo nada a este lobo. ¿Ustedes?
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