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viernes, 11 de marzo de 2016

¡La verdadera historia de los tres cerditos!, de Jon Scieszka

El lobo nos cuenta que todo lo que se dice sobre él se trata de una operación mediática. Pues vende mucho más la historia de un lobo feroz, que un accidente doméstico.

El lobo fue a la casa de los cerditos a pedir una taza de azúcar para hacer una torta de cumpleaños para su querida abuelita. Y como estaba un poco resfriado estornudó. La culpa fue de los cerditos que se hicieron la casa de paja y de madera. Si volaba un fuerte viento, también se les habría desmoronado la casa. ¿O no? Estornudar, según dice la RAE, es arrojar con violencia aire de los pulmones por la espiración involuntaria y repentina. INVOLUNTARIA. Es decir, algo no voluntario, sin decisión.

Esta versión es interesante porque es la historia clásica de los tres chanchitos desde la perspectiva del lobo. Uno puede creerle o no lo que relata, pero es escuchar, como dicen, "las dos campanas". Yo no le creo nada a este lobo. ¿Ustedes?


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