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martes, 15 de marzo de 2016

El pequeño vampiro, de Angela Sommer Bodenburg

Un sábado a la noche, Anton, un niño de nueve años, se queda solo en su casa. El plan original era mirar un programa de televisión. Pero recibe una inesperada visita. Un vampiro, un niño vampiro, entra a su habitación. 

Después del susto inicial, va a comenzar una relación de amistad entre Anton y Rüdiger von Schlotterstein. Anton visita la casa del pequeño vampiro, ubicada en el cementerio. Claro que, con sumo cuidado de no ser visto por el cuidador de tumbas ni por el resto de la familia vampiro. Alguno de ellos podría tentarse y clavarle los colmillos.

Y eso no es todo. Los padres de Anton quieren conocer a su nuevo amigo, lo que también se torna un problema. ¿Cómo le presenta a sus padres a un vampiro? No lo entenderían.



Esta novela tiene muy buenas descripciones y muy buenos diálogos. Los personajes están bien delineados y son adorables. Y ha sido todo un éxito porque hay 19 publicaciones más que continúan la historia.

Aquí un fragmento:

"...Anton saltó de la cama y apretó el mando de encendido. Entonces volvió a envolverse en su manta y esperó a que, lentamente, apareciera la imagen. Pero aún ponían el programa deportivo. La habitación estaba bastante lóbrega y sombría. King Kong, en el póster de la pared, hacía una mueca horrenda que iba bien con el estado de ánimo de Anton: se sentía salvaje y abandonado como el único superviviente de una catástrofe marítima, náufrago en una isla del sur habitada por caníbales. Y la cama era su madriguera, suave y cálida, y si quería podía esconderse en ella y no dejarse ver..."

No es una historia para morirse de miedo, aunque contiene algunas descripciones tenebrosas. El centro de la historia es la relación de amistad entre diferentes, entre un chico y un pequeño vampiro.









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