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lunes, 28 de marzo de 2016

Cuando los chicos eligen qué leer

En una librería por calle Corrientes, una señora le preguntó a la niña con la que estaba si quería llevar un libro. La niña le indicó uno. Pero la mujer le dijo que no, que era para bebés, que buscara otro con más texto. -Tenés cinco años, buscate otro-, dijo. La nena ya no sabía que libro señalar, apuntaba al mismo estilo y a la mujer no le convencía. -Bueno, mejor compro un diccionario-, concluyó la señora. 

Cuando escribo la palabra "diccionario", me acuerdo de un juego que jugaba cuando era chica. Consistía en abrir el diccionario, buscar una palabra poco conocida y decir dos definiciones inventadas y la definición correcta en un orden aleatorio. Los demás jugadores debían contestar cuál era la definición correcta. Fácil, ¿no? Pero yo tenía un problema. Mi problema no era no saber inventar definiciones. Mi problema era expresar la definición correcta porque leía todo. Decía "adj", "coloq". Todas las abreviaturas. Y mis contrincantes se daban cuenta y ganaban. Hasta que un día me lo explicaron.

¿A qué va todo esto? A que a veces damos por sentado ciertas cosas que hay que enseñar. Por ejemplo, leer un diccionario. Para mí "adj" no era adjetivo. Lo leía para no deformar la definición sin saber por qué. Lo mismo sucede con otras cosas, hay que enseñar a usar un señalador, el índice, a leer la contratapa. Es decir, todas pautas que hacen a la práctica de la lectura. Dicho todo esto. ¿Un/a niño/a de cinco años está en condiciones de elegir qué leer?

Los niños de esa edad, que han tenido algún acercamiento con la literatura, saben algunas cosas. Tienen alguna noción acerca de la estructura de los cuentos. Es probable que algunos inventen su propia historia con el famoso "Había una vez" y que piensen en la necesidad  de un conflicto. A esa edad, los niños tienen preferencias en cuanto a la temática, pueden querer libros de princesas, de brujas o de animales, por mencionar algunos. Pueden identificar qué historias les gustan y cuáles no. Pero todavía están en formación, deben construir criterios. Entonces, en vez de decir "no, no y no" en la librería o dejarlos elegir cualquier cosa, resulta más conveniente plantear algunas posibilidades y preguntar por qué el chico eligió ese libro. Sugerir: "Mirá, este libro es sobre tal cosa, o mirá, este lo leí cuando era chica y me gustó". Esto sería darles un marco para elegir mientras los ayudamos a construir criterios como lectores. 

Es importante guiar todo el proceso. Desde la selección, hasta la lectura y los comentarios posteriores a la lectura. Sería bueno comentar las razones por las cuales al niño le ha gustado o no la historia, ayudarlo a recordar al autor/a y averiguar más sobre él/ella, a observar alguna cuestión a la que no le prestó atención, a discutir sobre la obra. A medida que todo esto se vaya enseñando, los niños van a adquirir mayor autonomía para tomar buenas decisiones. 

Además, el poco texto no es un criterio para descartar un libro. Las poesías y libros álbum pueden tener mucha profundidad. Quizás el problema sea que a los adultos nos falta indagar sobre lo que ofrece la literatura infantil para hacer una propuesta. En ese caso, no traslademos el problema al niño.

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